RUTA DE LA SEDA
'Lic.francisco scolaro'
GEOPOLÍTICA CHINA China 2016 (2):
Una Ruta de la Seda que pasa por Irán y Rusia Si bien China se sabe vulnerable
también está decidida a consolidar sus logros. El ejemplo es el conjunto de
proyectos de infraestructuras en Asia que ha iniciado, pese al menosprecio de
USA y que ha llamado la atención de quienes le aconsejan a la Casa Blanca
cambiar su enfoque cuanto antes, algo que dificilmente suceda pero que es
interesante evaluarlo. Visita de Xi Jinping a Irán: Grandes planes tiene China
para los chiíes de Teherán, y eso provoca inquietud en el Golfo Pérsico, en
especial Arabia Saudita. Cada día, los operadores financieros y bursátiles
miran el Shanghai Index, índice de referencia de la bolsa china, intentando
entrever si todo sigue estable o si hay otro crash chino a la vuelta de la
esquina. > Un dato que no es menor: cada vez que USA planifica una subida de
tipos de interés, los mercados chinos sufren fuertes sacudidas.
Ya ocurrió en
agosto 2015 y en enero 2016. El Banco Popular de China (BPC) sigue empecinado
en mantener un tipo de cambio estable respecto al dólar, por lo que se ve
obligado a intervenir en el mercado de divisas vendiendo dólares y comprando
yuanes. Este tipo de intervención, habitual en los países que tienen un tipo de
cambio fijo, puede producir ciertas restricciones de liquidez. El BPC está
'sacando' del mercado yuanes con estas operaciones, lo que en definitiva
influye en la tasa de interés interbancario en yuanes, creando ciertas
estrecheces que a su vez influyen en la cotización de las acciones. "Quieren
que el yuan se mantenga relativamente estable porque está entrando en la cesta
de divisas que contemplan losd Derechos Especiales de Giro del FMI y no quieren
que se deprecie significativamente antes de que esta situación se
estabilice", señala a la agencia Bloomberg, Hao Hong, ejecutivo instalado
en Hong Kong. > Hay cierto temor en China. El Banco Popular de China podría
verse obligado a implementar una política monetaria expansiva si quiere
mantener la estabilidad del yuan. Esta descripción acerca de la economía le
concede a China una vulnerabilidad que discrepa con otras visiones que se
tienen de China. Es el caso de un ensayo que publicó Gal Luft en la revista
Foreign Policy y que plantea, más allá de una visión idílica e imposible sobre
una colaboración armónica entre China y USA, el enfoque geopolítico que tiene
Beijing en su intento de constuir una nueva Ruta de la Seda. Ambición enorme En
los últimos 3.000 años, China hizo 3 intentos para proyectar su poder económico
hacia el oeste: ** en el siglo 2 a.C., durante la dinastía Han, cuando los
gobernantes imperiales chinos desarrollaron la antigua Ruta de la Seda para
comercializar con los residentes en Asia Central y el Mediterráneo, pero en el
siglo 15 d.C., la caída del imperio mongol y el auge del comercio marítimo
europeo dejó obsoleta esa ruta; y ** las expediciones marítimas del almirante
Zheng He conectaron a la dinastía Ming con los estados litorales del océano
Índico. Pero los gobernantes de China retiraron la flota de Zheng poco menos de
3 décadas después de que partiera, y por el resto de su historia imperial,
dedicando la mayor parte de su atención a los vecinos del este y sur de China.
** Hoy en día, la República Popular está tomando su 3er. giro al oeste; y es el
plan más ambicioso hasta ahora. En 2013, Beijing exhibió un plan para conectar
a docenas de economías a través de Eurasia y el Este de África a través de una
serie de inversiones de infraestructura conocidas como "el Cinturón” y “el
Camino a la Iniciativa”. El objetivo, según los funcionarios chinos, es llevar
prosperidad a los muchos países en desarrollo de Asia que carecen de la
capacidad de atravesar grandes proyectos de infraestructura por su cuenta al
conectarlos a través de una red de aeropuertos, puertos de aguas de grandes
profundidades, conexiones de fibra óptica, autopistas, vías de trenes y
cañerías de gas y combustible. El objetivo no declarado es igual de ambicioso:
salvar a China de un declive económico que su lenta tasa de crecimiento y su
alto nivel de deuda parece provocar. La iniciativa de infraestructura, los
líderes chinos creen, pueden crear nuevos mercados para la economía china y al
mismo tiempo proveer un estímulo a los bancos que luchan con dificultad y a las
empresas estatales cuyos disgustados jefes podrían de otra forma pueden
dificultar el liderazgo del actual partido comunista chino. (N. de la R.:
Faltaría agregar algo que no es menos importante: la política de Estado de
lograr que la moneda nacional resulte reconocida como unidad de reserva,
ingresando a la canasta selecta que integran el dólar estadounidense, el yen
japonés, el euro europeo y el franco suizo. Los países beneficiarios de la
infraestructura china incorporaron, tal como ya lo hizo la Argentina, el
renminbi (mal llamado "yuan") a sus reservas internacionales.) La
estabilidad También llamado "Cinturón" o "Camino", se trata
de un proyecto masivo que dará forma al futuro de Eurasia. Se extenderá desde
el Océano Pacífico hasta el corazón de Europa, estimulará más de US$ 4 billones
en inversión en las siguientes 3 décadas, y atraerá a países que dan cuenta del
70% de las reservas de energía del mundo. Hasta ahora, sin embargo, USA ha
intentado -sin éxito- socavar la iniciativa y/o 'ningunearla'. Es el curso
equivocado. Washington DC debería respaldarla en muchos aspectos en los que el
proyecto chino ya avanzó sobre los intereses de USA y oponerse en los que no lo
logró. USA no tiene que escoger entre asegurar su posición global y apoyar el
crecimiento económico de Asia: respaldando selectivamente la iniciativa puede
ayudar a conseguir ambos objetivos. El proyecto chino se trata de: ** Una serie
de corredores económicos de despliegue terrestre, a los cuales China se refiere
colectivamente como "el Cinturón Económico del Camino de la Seda",
que atravesará el sur del Mar de China, el Océano Índico y el Mar Mediterráneo.
** El 1ro. de estos corredores conectará el noreste de China con las grandes
reservas de energía en Mongolia y Siberia a través de conexiones ferroviarias
modernas. ** El 2do., el corredor económico China-Pakistán, unirá la región
occidental China con el puerto de aguas profundas pakistaní Gwadar, en el Mar
Arábigo. Beijing abrirá las provincias del sureste de China al Índico
invirtiendo en trenes, autopistas, puertos, cañerías y canales en India y
Bangladesh bajando a los centros de Polonia, Alemania y Holanda a través de
Asia Central, Irán y Turquía. ** El otro, "Puente de Tierra de Nueva
Eurasia", conectará a China con Europa a través de Rusia. ** Finalmente,
Beijing está desarrollando un corredor que conectará los puertos de Djibouti
(donde China construye una base naval), Kenia, Tanzania, y Mozambique hasta el
Mar Rojo, el este del Mediterráneo, y el centro y sureste de Europa. Aunque
Beijing no ha identificado públicamente ese corredor como parte de su proyecto,
ha tomado acciones tales como la compra de una participación en el control del
puerto griego de Pireaus y anunció un plan para respaldar un tren de alta
velocidad que conecte desde Siberia hasta Hungría y Alemania. Hasta ahora, las
firmas de construcción e ingeniería estatales chinas han tomado la mayoría de
los proyectos necesarios. Respaldados por los grandes bolsillos y la influencia
política del gobierno de China, estos gigantes corporativos son difíciles de
superar. Esto seguirá siendo así en el futuro previsible. Mientras que, para el
financiamiento, China ha desarrollado unas instituciones dedicadas a respaldar
el proyecto. El Banco de Inversiones de Infraestructura de Asia, el cual abrió
sus puertas en enero, es tal vez el más conocido de estos. Junto a la Fundación
del Camino de la Seda, un fondo gubernamental chino concentrado en el proyecto
y el nuevo Banco de Desarrollo del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y
Sudáfrica), el AIIB (Asian Infrastructure Investment Bank) le prestará casi US$
200.000 millones para proyectos de infraestructura en la siguiente década. Lo
más importante, China ha re instrumentado su política exterior para servir a la
iniciativa en marcha. China le dio la bienvenida a India y Pakistán a la
Organización de Cooperación de Shanghái, un bloque regional; probablemente está
intentando que Irán se asocie también. En Europa, China ha mejorado sus
relaciones con la República Checa, transformando a Praga en el centro de los
proyectos en el continente. Durante una visita estatal en marzo, el presidente
chino Xi Jinping anunció proyectos de inversión y negocios por un valor de US$
4.000 millones con los checos. Impulsado por la creencia de que el éxito
depende de la estabilidad del Medio Oeste, China ejecutó un acercamiento
activista en la región que se diferencia fuertemente con la histórica
resistencia de involucrarse en ese lugar. En enero, Xi se volvió el primer
líder de la región en visitar Irán después del levantamiento de las sanciones
internacionales a este país; en el mismo viaje, él se encontró con los líderes
de Egipto y Arabia Saudita. China también ha tratado de mediar con las
facciones enfrentadas en la guerra civil en Siria; ha apoyado los esfuerzos de
Arabia Saudita para derrotar a los rebeldes en Yemen; y en diciembre de 2015
aprobó la ley que le permite al Ejército Popular de Liberación participar en
las misiones antiterrorismo en el extranjero. El desaire de Washington El
proyecto guiará el previsible futuro de la economía y política extranjera china.
Sin embargo, muchos observadores de China en USA han minimizado la importancia
de la iniciativa, sugiriendo que es una maniobra para encuadrar a China como
una superpotencia benevolente, un proyecto vanidoso que intenta asegurar el
legado de Xi, o un inmanejable enredo con algunas iniciativas de desarrollo del
pasado, que de todos modos fracasará en la ejecución. En ningún lugar esta
apreciación es más evidente que en Washington DC. El Congreso no ha mantenido
ni una audiencia dedicada acerca del proyecto chino, tampoco la comisión
especial que creó el propio Congreso en el año 2000 para monitorear el comercio
bilateral y los temas de seguridad con China. En las reuniones 2015 y 2016 del
Diálogo Estratégico y Económico USA-China -la cumbre anual de nivel más alto
entre ambos países-, los funcionarios detallaron más de 100 áreas de potencial
cooperación sin mencionar ni una sola vez el proyecto que desarrolla China. En
sus declaraciones públicas, los funcionarios de USA tienden a referirse a la
iniciativa en términos vagos. Washington DC no solo se ha negado a reconocer la
importancia del proyecto sino que intentó destruirlo cuando se opuso a la
creación del AIIB. Este acercamiento agresivo-pasivo es errado: ** le permite a
China dar forma al futuro económico político de Eurasia sin la participación de
USA; ** niega la oportunidad a inversionistas estadounidenses de enriquecerse
con la participación en grandes proyectos de infraestructura; y ** en la medida
que busca debilitar la iniciativa, puede sofocar una herramienta muy necesaria
para el crecimiento de economías en desarrollo de Asia, y de economías varadas
en Europa. Tal como muestran los fracasados intentos de USA de prevenir que sus
aliados se unan al AIIB, resistirse a las iniciativas regionales de China ubica
a Washington DC en una posición incómoda frente a algunos de sus aliados más
cercanos, muchos de ños cuales ven a la iniciativa china como una herramienta
útil para la economía global que pasa por días de una moral baja. Los
funcionarios de USA también deberían recordar la historia: los proyectos de
infraestructura transnacional generalmente han provocado hostilidad entre las
grandes potencias cuando no se manejan en forma de cooperación, tal como los
grandiosos proyectos ferroviarios entre Francia, Alemania y el Reino Unido, el
cual fue el origen de la 1ra. Guerra Mundial. El “rebalanceo” o “puesta en eje”
de Asia que el presidente Barak Obama inició en 2011 probó ser hueco. Sin
embargo, ha reforzado el sentido de China de acoso de parte de USA y sus
aliados. Esas acciones bloquearon muchas de las ambiciones de China en el
Pacifico, llevando a Beijing a buscar oportunidades estratégicas en el Este.
Además, al oponerse a los reclamos de China para una mayor participación en el
Fondo Monetario Internacional en la primera década del siglo 21, USA empujó a
Beijing a convertirse en un prestamista multilateral por su propia cuenta. Y al
respaldar restricciones del Banco Mundial en proyectos que violaban los
estándares ambientales estadounidenses -en 2013, USA respaldó la prohibición de
financiamiento para la mayoría de los generadores a carbón- se le terminó dando
espacio a Beijing para desarrollar instituciones alterativas que podría
encontrar clientes entre sus vecinos menos escrupulosos. Incluso la insostenible
deuda federal de estadounidense tuvo que ver con estos proyectos chinos porque
en los años siguientes a la crisis financiera de 2008, el rendimiento de los
bonos del Tesoro estadounidense se desplomó, obligando a China, el gran
prestamista a USA, a redirigir sus masivos ahorros hacia la infraestructura.
Respaldando el gran agujero En el transcurso de los siguientes 4 años, los
países asiáticos necesitarán alrededor de US$ 800.000 millones anuales para
construir transporte, energía y redes de comunicación necesarias para cumplir
sus objetivos. Las inversiones provistas por los bancos de desarrollo llegan a
menos del 10% necesario; e incluso si el AIIB y los otros esquemas financieros
chinos cumplen su promesa, se quedarán cortos de dinero. USA no debe permitir
que sus preocupaciones sobre la rivalidad con grandes potencias lo distraigan
de los desafíos de la prosperidad global. En especial, Washington DC no debe
reducir sus relaciones con países asiáticos en los cuales China planifica
concretar sus proyectos de infraestructura. Este curso le dará a países como
Kazajstán, Myanmar y Sri Lanka un extraordinario poder, creando nuevos puntos
de tensión entre Washington DC y Beijing. Washington DC debería acercarse al
proyecto chino con mente abierta. Los funcionarios estadounidenses deben
reconocer la iniciativa de China y el potencial de los beneficios que ofrece,
apuntando a que Beijing lidere el esfuerzo en forma transparente y asegure que
trabajará con las agencias internacionales de desarrollo en lugar de limitarse
a los organismos de China. Ambos países deberían encontrar un foro bilateral.
El Diálogo Estratégico-Económico es apenas una opción para discutir una agenda
bilateral de desarrollo económico e idear un rol que le permita a USA ejercer
su fortaleza. Los contratistas de la Defensa estadounidenses, por ejemplo,
pueden proveer seguridad física y servicios de ciberseguridad a los proyectos
chinos, y el ejército de USA puede ayudar a asegurar algunas de las regiones
más volátiles donde Washington DC ya tiene fuerzas militares, tales como el
Cuerno de África. Eso le ahorraría a China la necesidad de incrementar su
presencia militar marítima y aumentaría la legitimidad de las fuerzas de USA
que trabajan en esa área. USA deben reasegurar a algunos de sus aliados,
particularmente aquellos en el sureste de Asia, donde la ansiedad sobre la
ascendencia china corre profundamente, que el despliegue es principalmente una
fuerza para el desarrollo económico en lugar de un mero expansionismo chino. Y
los funcionarios de USA deben buscar un rol para Washington DC en el AIIB, ya
sea como miembro del banco o como un observador. Juntos, China y USA son
responsables por la mitad del crecimiento económico mundial. En una época en la
cual la economía mundial se está enfrentando a un potencial estancamiento
prolongado, Beijing y Washington DC estarían mejor armonizando sus agendas de
desarrollo en vez de pisarse uno a otro. Sin embargo, USA no debería darle a
China un apoyo ciego, ya que al hacer eso lo pondría en un serio riesgo.
Primero, alimentaria el miedo ruso a una coalición China-USA, desatando
paranoia en el Kremlin, donde ya hay mucha preocupación sobre el avance de
China en ex estados soviéticos, y Moscú podría lanzar su respuesta. India
resulta un desafío similar. Al igual que Rusia, India es consciente de las
motivaciones chinas; específicamente, Nueva Delhi está preocupada por los
compromisos que Beijing hizo con Pakistán y por la creciente presencia china en
el Índico, en Bangladesh, Maldivas y Sri Lanka. Cualquier percepción de que
China y USA están tratando de cambiar el statu-quo de la región puede alimentar
la ansiedad de Nueva Delhi y acelerar la carrera armamentista entre India y
China. En ambos casos, Washington D debe andar con cuidado, haciendo todo lo posible
para evitar crear una apariencia de colaboración no deseada entre China y USA.
Y para el Medio Oriente, los estados del Golfo Pérsico entraran en fricción
ante el prominente rol que proyecto chino puede darle a Irán al convertirlo en
un puente entre Asia Central y Europa. Entonces, Washington debe dejar en claro
que su apoyo al empuje de la infraestructura china dependerá del compromiso de
Beijing para preservar el delicado balance de poder en el Golfo Pérsico, y
asegurar que los proyectos que brindarán un boom económico a Irán sean
equilibrados con inversiones similares para los estados del Golfo. Para
asegurar que es visto como un líder en infraestructura global, Washington DC
debe promover sus propios proyectos de infraestructura, tales como la iniciativa
del Nuevo Camino de la Seda propuesto en 2011 por la entonces secretaria de
Estado, Hillary Clinton, que iba a conectar Turkmenistán, Afganistán, Pakistán
e India con caminos y cañerías.
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Publicado por Blogger para El
Café de Scolaro el 9/16/2016 08:10:00 p. m.