Horacio Verbitsky es
periodista de profesión. Sus primeros trabajos periodísticos, empero, distan de
manera significativa de su actual discurso pretendidamente democrático. En
efecto, tal como denunció Fernando Nadra en Ambito Financiero (23/7/98), Verbitsky
“ascendió de redactor a Jefe de Redacción de ‘Confirmado’, cargo que ocupaba
cuando la revista contribuyó abiertamente al derrocamiento del presidente
Arturo Illia en 1966”.
Al año siguiente, otro
de los primeros trabajos de los que quedan registro fue nada menos que una
participación como columnista de la revista La Hipotenusa, dependiente de la
Secretaría General de la Presidencia del gobierno de facto del General Onganía.
Eran tiempos en los que el hoy ilustre periodista de Página 12 percibía sus
haberes de la “Revolución Argentina” (1)
El joven Verbitsky
tuvo sus primeros contactos con la política de la mano de su padre Bernardo,
quien lo inició en sus relaciones con el Partido Comunista Argentino (PCA). Ni
lento ni perezoso, no obstante, Horacio fue girando hacia posiciones
trotskistas para finalmente incorporarse en las Fuerzas Armadas Peronistas
(FAP) a principios de 1970, junto con el escritor Rodolfo Walsh, con quien
entablaría una firme amistad y admiración intelectual.(2)
En el período en el
que Verbitsky y Walsh integraron las FAP, numerosos atentados fueron
perpetrados por esta organización en el país, entre los cuales podemos citar
los siguientes: el 29 de septiembre de 1970 se asaltó al Banco Alemán
Trasatlántico de El Palomar, donde se robaron 15 millones de pesos; el 30 de
septiembre de ese mismo año se atentó con bomba en la secretaría de Vivienda de
la Nación; el 22 de enero de 1971 se robaron 5 millones de pesos del Banco de
Galicia, sucursal Bánfield, asesinando un policía en el atraco; el 29 de julio
de ese año se ultimó en Córdoba al mayor Julio Sanmartino; el 22 de enero de
1973 se acabó con la vida de los sindicalistas Julián Moreno y Leopoldo Deheza,
en Lanús, etc.
No deja de ser curioso
advertir que Verbitsky, al tiempo que integraba este tipo de grupos, trabajaba
en el hoy tan detestado diario Clarín. Lo cierto es que su matrimonio con Laura
Sofovich, hija de Bernardo Sofovich, secretario de comercialización del
matutino, le abriría las puertas de un puesto de trabajo que ocuparía hasta
1973. Como dato propio de los tiempos que llegaban, cabe recordar que en
septiembre de 1973 Sofovich será secuestrado por organizaciones terroristas que
le obligarán a publicar solicitadas revolucionarias en Clarín.
A principios de 1973
tanto Walsh como Verbitsky pasaron a integrar la banda Montoneros, que ya se
había consolidado como la organización armada de mayor relevancia de signo
peronista y venía absorbiendo a las demás. Pronto serían designados, con alto
rango en la jerarquía militar guerrillera, en una de las áreas más importantes
de la organización: la de inteligencia.
La función de
inteligencia comprendía tareas específicas como detectar aquellas personas
pasibles de ser secuestradas y con capacidad de pago; el desarrollo de
intimidaciones sobre personas, grupos, sectores o empresas; sobornos y
chantajes; estudios previos al cometido de asesinatos para establecer los
réditos políticos; similares tareas para realizar atentados de todo tipo y
finalmente, la evaluación y obtención de informaciones destinadas a establecer
la viabilidad de ataques y la oportunidad de realizarlos.
Poco después del
famoso secuestro de los hermanos Juan y Jorge Born en 1974, por el que
Montoneros recibió la suma de 60 millones de dólares, Horacio Verbitsky, cuyo
nombre de guerra ya era “el perro”, habría sido el responsable de organizar el
traslado del dinero hacia Cuba en tandas de 5 millones de dólares. El fiscal
Juan Martín Romero Victorica tomó en su momento el caso e implicó a quien hoy
se horroriza por un supuesto pasado del papa Francisco.
Existen varios
atentados montoneros en los que según variadas fuentes Verbitsky habría tenido
participación intelectual o, inclusive, como jefe de operaciones. Uno de ellos
ocurrió el 15 de marzo de 1976, cuando un explosivo detonó en la playa del
Edificio Libertador, provocando la muerte de Blas García e hiriendo a 17
militares y 6 civiles. Los ex montoneros Rodolfo Galimberti y Juan Daniel
Sverko aseguraron ante la Justicia que el hoy ultrakirchnerista Horacio Verbitsky
había sido el conductor del operativo en cuestión.
El otro atentado de
magnitud que involucra a Verbitsky es el que acaba de ser considerado
prescripto por la Cámara Nacional de Casación Penal, cometido el 2 de julio de
1976 por José María Salgado, un montonero que había sido dado de baja de la
Policía pero conservaba la placa. Así pues, aquel día se infiltró uniformado en
el comedor de la Superintendencia de Coordinación Federal y dejó un artefacto
compuesto por 9 kg de trotyl y 5 kg de bolas de acero tapado con su sobretodo,
que en menos de veinte minutos provocaría la muerte de 23 personas y 66 heridos
tras volar el lugar en mil pedazos. Verbitsky habría tenido participación desde
el área de inteligencia en la confección del atentado de mayor magnitud de la
historia argentina después del de AMIA.
En el año 1977 Horacio
Verbitsky se alejó de Montoneros para acercarse, tal lo aseguran algunas
fuentes como el ya citado Fernando Nadra, a las propias Fuerzas Armadas. Es lo
que en la época se llamaba "colaboracionismo". Una prueba terminante
en este sentido es su colaboración en el libro “El poder aéreo de los
argentinos”, que editó el Círculo de la Fuerza Aérea en 1979. Escrito por el
comodoro (R) Juan José Güiraldes, el nombre del ex montonero ilustra la primera
página de la obra en donde se le agradece su aporte. Osvaldo Bayer hace algunos
años reveló esta prueba.
Muchos son los ex
guerrilleros que señalan a Verbitsky como un traidor o "doble
agente". Indican, en efecto, que sobre 62 integrantes conocidos que pasaron
por el área de inteligencia montonera, el único que sobrevivió y ni siquiera
resultó detenido, es, llamativamente, Horacio Verbitsky, el mismo que trabajaba
para Cuestionario, el medio de Onganía, La Hipotenusa, y finalmente colaboraba
en una publicación de la Fuerza Aérea. Algunos cuantos años más tarde, ya desde
Página 12, se convertirá en el periodista predilecto de Néstor Kirchner y, poco
después, de su esposa.
El perro Verbitsky ha
pretendido darnos a todos los argentinos lecciones de memoria y Derechos
Humanos durante mucho tiempo. Pues bien, redoblemos su apuesta y exijamos
memoria, pero completa e imparcial: Derechos Humanos, pero sin anteojeras
ideológicas ni intereses políticos. Revisemos el pasado de quien pretende ser
juez moral de los demás y podremos comprobar, una vez más, que nadie resiste un
archivo, y menos él.
(1) Acuña, Carlos
Manuel. Verbitsky. De La Habana a la Fundación Ford. Buenos Aires, Ediciones
del Pórtico, 2003, p. 150.
(2) Ídem, p. 148.