Maniobras de los dueños del WTC antes y después del
11S
por Alfredo Jalife-Rahme*
Pese a su trascendencia, por
alguna razón no han sido expuestos los nombres de los dueños del WTC, a los
medios de Estados Unidos -que perdieron su alma en el trayecto neoliberal
global para consagrarse al engaño permanente- y tampoco a los medios les ha
interesado la indagación. Pero menos aún se han profundizado los movimientos
catastrales y financieros relacionados con el WTC y operados siete
semanas previas a los atentados terroristas, y tampoco han sido investigados
los movimientos catastrales un año antes del aciago 11 de septiembre.
Siete semanas previas a la
destrucción del WTC, Larry Abraham Silverstein, apuntalado por un caudal de
inversionistas, firmó un contrato de arrendamiento por 99 años (wordIQ.com). Aún permanecen en secreto
los nombres de tan sabios inversionistas que siete semanas tras su
participación cobraron los colosales seguros por 3 mil 500 millones de dólares.
Silverstein, conocido
desarrollador de bienes raíces en Nueva York, ya poseía la propiedad del 7WTC,
un anexo comercial de las torres que también fue destruido el mismo 11 de
septiembre unas ocho horas más tarde de los ataques, en forma por demás extraña. WordIQ señala que «con base en un oscuro
contrato, el Grupo Silverstein reclama unos 3 mil 500 millones de dólares
adicionales, ya que el ataque de dos aviones constituye, a su juicio, "dos
ataques terroristas" separados», es decir, exigen el doble de lo
asegurado, como si el WTC hubiera sido destruido dos veces, lo cual
naturalmente se encuentra en litigio en la Corte.
Pero, ¿quiénes son los
«contratistas» que realizaron el «oscuro contrato» antes de los atentados? Dan
Ackman, de la revista Forbes (09/11/03), coincide con IQ: Silverstein
Properties, la empresa de Larry A. Silverstein, obtuvo el arrendamiento de las
Torres Gemelas por 99 años, así como otras porciones del complejo, justo unas
semanas antes de la catástrofe
(...) El complejo original fue completado en 1973 por la «autoridad del
puerto», que arrendó a Silverstein en el verano de 2001 como parte de su
esfuerzo (sic) para privatizar sus funciones no-fundamentales. ¿De quién
provino la orden para «privatizar» las funciones no-fundamentales de la «autoridad
del puerto»?
¿Habrá tenido algo que ver el
entonces alcalde Rudolf Giuliani?
Ackman agrega que «Silverstein había asegurado el complejo inmobiliario con
22 compañías, incluyendo SR International Business Insurance, una unidad de
Swiss Re, con sede en Zurich». ¿Por qué tantas aseguradoras? ¿Quiénes
integran las 22 aseguradoras? ¿Acaso no contaban con seguros las torres hasta
que Silverstein las arrendó? ¿Qué tipo de seguro tenía contratado la «autoridad
del puerto»?, y ¿a cuánto correspondía el cobro del seguro en caso de
siniestro?
Silverstein compró un seguro que
cubría «daños de propiedad e interrupción de los negocios» por 3 mil 500
millones de dólares. Sin pruebas a la mano, no
estamos acusando a Silverstein ni a sus socios de ser lectores inigualables del
futuro inmediato, pero llama la atención que el seguro parecía diseñado a la
medida de los atentados que ocurrieron siete semanas más tarde. El
arrendamiento en su casi totalidad fue financiado por la unidad financiera de
General Motors ¿Por qué le habría de interesar a General Motors su
financiamiento?
La historia financiera del WTC
no ha sido nada pulcra: desde su proyecto en 1964 por la «autoridad
portuaria» a un costo de 525 millones de dólares, pasando por su
construcción concluida en 1973 a un costo de mil 500 millones de dólares (casi
tres veces más de lo proyectado), hasta su destrucción, cubierta por un
seguro de 3 mil 500 millones de dólares (más del doble de su edificación).
IQ afirma que en marzo de este
año, la Torre Sears en Chicago fue vendida a «un grupo de inversionistas»
-entre quienes destacan Lloyd Goldman, Joseph Cayre, Jeffrey Feil, y los
hermanos Chetrit, ampliamente conocidos como «socios de Larry
Silverstein, quien niega estar vinculado al grupo que permanece secreto».
En particular, Lloyd Goldman es uno de los principales participantes en el
arrendamiento del WTC. Si fuere como refiere IQ, pues se trató de un excelente
negocio circular, con el cobro de los seguros de las Torres Gemelas de Nueva
York, y su anexo del 7WTC, el previsor grupo de inversionistas habría comprado
la Torre Sears de Chicago. ¡Simplemente fabuloso!
¿Pero quién es Silverstein? Su propia publicidad ostenta sus virtudes a sus 71
años de edad como una de las personalidades de los bienes raíces de Nueva York,
su paso por la dirección de la Universidad de Nueva York y sus actividades «filantrópicas»,
en específico, el haber presidido a la «Federación de Filantropías Judías
de Nueva York».
Desde el punto de vista
financiero, no se pudiera entender en forma integral el arrendamiento que
descolgó el Grupo Silverstein siete semanas previas a los atentados, sin develar la anterior adquisición de la deuda del
7WTC, el complejo comercial contiguo a las Torres Gemelas, por Blackstone, un
poderoso conglomerado de la elite financiera de Estados Unidos, el 17 de
octubre del año 2000, a un poco menos de un año del fatídico 11 de septiembre.
El 7WTC estaba controlado por el
desarrollador de bienes raíces Larry Silverstein, y el poderoso Grupo Blackstone había
comprado la participación hipotecaria (que vencía en el año 2006) de
Teachers Insurance y Annuity Association. En una nota de prensa del 17 de
octubre del año 2000, fechada en Nueva York, se destaca el «descuento
significativo frente a los precios imperantes en el mercado, que cotizaba la
renta en 45 dólares por pie cúbico. Los términos adicionales de la transacción
no fueron revelados». ¿Lo serán algún día? ¿Por qué se renta tan barato en
medio de tanta escasez?
Steve Galiotos, director
operativo del Grupo Blackstone, exultó que se trataba de una «inversión
atractiva, debido a la escasez de oficinas comerciales en Manhattan», y
recalcó su «complacencia de ser los prestamistas de Larry Silverstein en una de
las joyas de bienes raíces de Manhattan».
Industrial Risk Insurers, la
compañía que aseguró el 7WTC, hizo un pago de por 861 millones de dólares a
Silverstein, quien resultó el gran beneficiado financiero de los atentados
terroristas.
El grupo Blackstone representa
un «banco de inversiones privado» de la elite plutocrática de Estados
Unidos y cuenta con oficinas en Nueva York y Londres. Fue fundado con sólo 400
mil dólares por Peter G. Peterson y Stephen A. Schwartzman en 1985. Elite watch (nov. 03) resalta que Blackstone ha
invertido 3 mil 500 millones de dólares con 32 corporaciones en asociaciones
que suman más de 40 mil millones -entre las corporaciones se encuentran la
petrolera British Petroleum Amoco, AT&T, Union Carbide, Union Pacific (donde
Zedillo dispone de un buen paquete de acciones), IBM, la mafiosa empresa
contable Arthur Andersen (quebrada), Kissinger Asociados y otros.
Analistas sagaces consideran al Grupo
Blackstone como el equivalente del Grupo Carlyle; Blackstone
está más especializado en las transacciones financieras de la elite
plutocrática, mientras Carlyle (su representante en México es el
cordobista-hankista-salinista-zedillista Téllez Kuenzler; ¿a cambio de qué?)
se aboca a las operaciones energéticas y de venta de armas (entre otras
cosas).
El presidente de Blackstone es
Peter Peterson, de 76 años, formado en la
Universidad de Chicago (but of course!), fue director tanto de la
Reserva Federal de Nueva York como del influyente Consejo de Relaciones
Exteriores (cuyos representantes en México son el ITAM neoliberal y el
castañedista Fernández de Castro) y nada menos que fundador del Instituto
de Economía Internacional (IIE, por sus siglas en inglés) que cobija a
John Williamson, quien acuñó el decálogo neoliberal del «Consenso de
Washington», que despedazó a toda Latinoamérica por la vía financiera. En
el IIE figuran también Zedillo y George
Soros, el megaespeculador con
máscara de «filántropo» que presuntamente financia la campaña de
Castañeda Gutman.
Los círculos mafiosos siempre se
cierran. Peterson había sido mandamás de la correduría Lehman
Brothers-Kuhn-Loebb, y su segundo en Blackstone, Stephen Schwarzmann, de 56 años, no canta mal las rancheras: también
miembro del ubicuo Consejo de Relaciones Exteriores, del consejo directivo del
poderoso banco J.P. Morgan-Chase, le ha dado por patrocinar el ballet en
Nueva York, más que por la «filantropía»" tan socorrida por cierto
prototipo de felones globales. Es miembro destacado de Blackstone, Marshall
A. Cohen, que fue director de Barrick Gold Corporation donde figura el
padre de Baby Bush, que contribuyó a la derrama de sangre civil en el
antiguo Zaire para capturar sus pletóricos yacimientos de oro.
Llama la atención la «alianza
estratégica de Kissinger-McLarty Asociados con Blackstone, que defiende
su incrustación para ayudar a proveer servicios de consultoría financiera a las
corporaciones que buscan consejos de alto-nivel estratégico». ¿De qué tipo
de «consejo de alto-nivel estratégico» se tratará? McLarty es el
conocido impulsor del TLCAN que descuartizó a México y resulta interesante que
se haya incorporado a la antialianza de Blackstone y Kissinger-McLarty
Asociados, el 21 de febrero del año 2000, es decir, un poco menos de 18
meses con antelación a los atentados, nada menos que a Maurice Greenberg,
mandamás de la poderosa reaseguradora (que asegura a la aseguradoras) American
International Group (AIG), donde figura el salinista Pedro Aspe en el
consejo de administración (¿a cambio de que «servicio»s prestados?).
Greenberg fue uno de los puntales de la recaudación de fondos para la elección
de Baby Bush.
Los círculos viciosos siempre se
cierran y no es nada casual que Kissinger forme parte del consejo
directivo de AIG. Lo más macabro de todo es que Baby Bush haya
nombrado a Kissinger a cargo de la comisión de investigación sobre los
atentados a las Torres Gemelas, lo cual provocó una enorme conmoción. Cuando se
le solicitó a Kissinger develar la lista completa de sus «asociados»,
prefirió «dimitir» de su cargo. ¡Obviamente!
[Politica] Maniobras de los dueños del WTC antes y después
del 11S
Polo
Hoy, 01:01 p.m.PoliticaG (politicag@googlegroups.com)
Maniobras de los dueños del WTC antes y después del 11S
por Alfredo Jalife-Rahme*
Pese a su trascendencia, por alguna razón no han sido
expuestos los nombres de los dueños del WTC, a los medios de Estados Unidos
-que perdieron su alma en el trayecto neoliberal global para consagrarse al
engaño permanente- y tampoco a los medios les ha interesado la indagación. Pero
menos aún se han profundizado los movimientos catastrales y financieros
relacionados con el WTC y operados siete semanas previas a los atentados
terroristas, y tampoco han sido investigados los movimientos catastrales un año
antes del aciago 11 de septiembre.
Siete semanas previas a la destrucción del WTC, Larry
Abraham Silverstein, apuntalado por un caudal de inversionistas, firmó un
contrato de arrendamiento por 99 años (wordIQ.com). Aún permanecen en secreto
los nombres de tan sabios inversionistas que siete semanas tras su
participación cobraron los colosales seguros por 3 mil 500 millones de dólares.
Silverstein, conocido desarrollador de bienes raíces en
Nueva York, ya poseía la propiedad del 7WTC, un anexo comercial de las torres
que también fue destruido el mismo 11 de septiembre unas ocho horas más tarde
de los ataques, en forma por demás extraña. WordIQ señala que «con base en un
oscuro contrato, el Grupo Silverstein reclama unos 3 mil 500 millones de
dólares adicionales, ya que el ataque de dos aviones constituye, a su juicio,
"dos ataques terroristas" separados», es decir, exigen el doble de lo
asegurado, como si el WTC hubiera sido destruido dos veces, lo cual
naturalmente se encuentra en litigio en la Corte.
Pero, ¿quiénes son los «contratistas» que realizaron el
«oscuro contrato» antes de los atentados? Dan Ackman, de la revista Forbes
(09/11/03), coincide con IQ: Silverstein Properties, la empresa de Larry A.
Silverstein, obtuvo el arrendamiento de las Torres Gemelas por 99 años, así
como otras porciones del complejo, justo unas semanas antes de la catástrofe
(...) El complejo original fue completado en 1973 por la «autoridad del
puerto», que arrendó a Silverstein en el verano de 2001 como parte de su esfuerzo
(sic) para privatizar sus funciones no-fundamentales. ¿De quién provino la
orden para «privatizar» las funciones no-fundamentales de la «autoridad del
puerto»?
¿Habrá tenido algo que ver el entonces alcalde Rudolf
Giuliani? Ackman agrega que «Silverstein había asegurado el complejo
inmobiliario con 22 compañías, incluyendo SR International Business Insurance,
una unidad de Swiss Re, con sede en Zurich». ¿Por qué tantas aseguradoras?
¿Quiénes integran las 22 aseguradoras? ¿Acaso no contaban con seguros las
torres hasta que Silverstein las arrendó? ¿Qué tipo de seguro tenía contratado
la «autoridad del puerto»?, y ¿a cuánto correspondía el cobro del seguro en
caso de siniestro?
Silverstein compró un seguro que cubría «daños de propiedad
e interrupción de los negocios» por 3 mil 500 millones de dólares. Sin pruebas
a la mano, no estamos acusando a Silverstein ni a sus socios de ser lectores
inigualables del futuro inmediato, pero llama la atención que el seguro parecía
diseñado a la medida de los atentados que ocurrieron siete semanas más tarde.
El arrendamiento en su casi totalidad fue financiado por la unidad financiera
de General Motors ¿Por qué le habría de interesar a General Motors su
financiamiento?
La historia financiera del WTC no ha sido nada pulcra: desde
su proyecto en 1964 por la «autoridad portuaria» a un costo de 525 millones de
dólares, pasando por su construcción concluida en 1973 a un costo de mil 500
millones de dólares (casi tres veces más de lo proyectado), hasta su destrucción,
cubierta por un seguro de 3 mil 500 millones de dólares (más del doble de su
edificación).
IQ afirma que en marzo de este año, la Torre Sears en
Chicago fue vendida a «un grupo de inversionistas» -entre quienes destacan
Lloyd Goldman, Joseph Cayre, Jeffrey Feil, y los hermanos Chetrit, ampliamente
conocidos como «socios de Larry Silverstein, quien niega estar vinculado al
grupo que permanece secreto». En particular, Lloyd Goldman es uno de los
principales participantes en el arrendamiento del WTC. Si fuere como refiere
IQ, pues se trató de un excelente negocio circular, con el cobro de los seguros
de las Torres Gemelas de Nueva York, y su anexo del 7WTC, el previsor grupo de
inversionistas habría comprado la Torre Sears de Chicago. ¡Simplemente fabuloso!
¿Pero quién es Silverstein? Su propia publicidad ostenta sus
virtudes a sus 71 años de edad como una de las personalidades de los bienes
raíces de Nueva York, su paso por la dirección de la Universidad de Nueva York
y sus actividades «filantrópicas», en específico, el haber presidido a la
«Federación de Filantropías Judías de Nueva York».
Desde el punto de vista financiero, no se pudiera entender
en forma integral el arrendamiento que descolgó el Grupo Silverstein siete
semanas previas a los atentados, sin develar la anterior adquisición de la
deuda del 7WTC, el complejo comercial contiguo a las Torres Gemelas, por
Blackstone, un poderoso conglomerado de la elite financiera de Estados Unidos,
el 17 de octubre del año 2000, a un poco menos de un año del fatídico 11 de
septiembre.
El 7WTC estaba controlado por el desarrollador de bienes
raíces Larry Silverstein, y el poderoso Grupo Blackstone había comprado la
participación hipotecaria (que vencía en el año 2006) de Teachers Insurance y
Annuity Association. En una nota de prensa del 17 de octubre del año 2000,
fechada en Nueva York, se destaca el «descuento significativo frente a los
precios imperantes en el mercado, que cotizaba la renta en 45 dólares por pie
cúbico. Los términos adicionales de la transacción no fueron revelados». ¿Lo
serán algún día? ¿Por qué se renta tan barato en medio de tanta escasez?
Steve Galiotos, director operativo del Grupo Blackstone,
exultó que se trataba de una «inversión atractiva, debido a la escasez de
oficinas comerciales en Manhattan», y recalcó su «complacencia de ser los
prestamistas de Larry Silverstein en una de las joyas de bienes raíces de
Manhattan».
Industrial Risk Insurers, la compañía que aseguró el 7WTC,
hizo un pago de por 861 millones de dólares a Silverstein, quien resultó el
gran beneficiado financiero de los atentados terroristas.
El grupo Blackstone representa un «banco de inversiones
privado» de la elite plutocrática de Estados Unidos y cuenta con oficinas en
Nueva York y Londres. Fue fundado con sólo 400 mil dólares por Peter G.
Peterson y Stephen A. Schwartzman en 1985. Elite watch (nov. 03) resalta que
Blackstone ha invertido 3 mil 500 millones de dólares con 32 corporaciones en
asociaciones que suman más de 40 mil millones -entre las corporaciones se
encuentran la petrolera British Petroleum Amoco, AT&T, Union Carbide, Union
Pacific (donde Zedillo dispone de un buen paquete de acciones), IBM, la mafiosa
empresa contable Arthur Andersen (quebrada), Kissinger Asociados y otros.
Analistas sagaces consideran al Grupo Blackstone como el
equivalente del Grupo Carlyle; Blackstone está más especializado en las
transacciones financieras de la elite plutocrática, mientras Carlyle (su
representante en México es el cordobista-hankista-salinista-zedillista Téllez
Kuenzler; ¿a cambio de qué?) se aboca a las operaciones energéticas y de venta
de armas (entre otras cosas).
El presidente de Blackstone es Peter Peterson, de 76 años,
formado en la Universidad de Chicago (but of course!), fue director tanto de la
Reserva Federal de Nueva York como del influyente Consejo de Relaciones
Exteriores (cuyos representantes en México son el ITAM neoliberal y el castañedista
Fernández de Castro) y nada menos que fundador del Instituto de Economía
Internacional (IIE, por sus siglas en inglés) que cobija a John Williamson,
quien acuñó el decálogo neoliberal del «Consenso de Washington», que despedazó
a toda Latinoamérica por la vía financiera. En el IIE figuran también Zedillo y
George Soros, el megaespeculador con máscara de «filántropo» que presuntamente
financia la campaña de Castañeda Gutman.
Los círculos mafiosos siempre se cierran. Peterson había
sido mandamás de la correduría Lehman Brothers-Kuhn-Loebb, y su segundo en
Blackstone, Stephen Schwarzmann, de 56 años, no canta mal las rancheras:
también miembro del ubicuo Consejo de Relaciones Exteriores, del consejo
directivo del poderoso banco J.P. Morgan-Chase, le ha dado por patrocinar el
ballet en Nueva York, más que por la «filantropía»" tan socorrida por
cierto prototipo de felones globales. Es miembro destacado de Blackstone,
Marshall A. Cohen, que fue director de Barrick Gold Corporation donde figura el
padre de Baby Bush, que contribuyó a la derrama de sangre civil en el antiguo
Zaire para capturar sus pletóricos yacimientos de oro.
Llama la atención la «alianza estratégica de
Kissinger-McLarty Asociados con Blackstone, que defiende su incrustación para
ayudar a proveer servicios de consultoría financiera a las corporaciones que
buscan consejos de alto-nivel estratégico». ¿De qué tipo de «consejo de
alto-nivel estratégico» se tratará? McLarty es el conocido impulsor del TLCAN
que descuartizó a México y resulta interesante que se haya incorporado a la
antialianza de Blackstone y Kissinger-McLarty Asociados, el 21 de febrero del
año 2000, es decir, un poco menos de 18 meses con antelación a los atentados,
nada menos que a Maurice Greenberg, mandamás de la poderosa reaseguradora (que
asegura a la aseguradoras) American International Group (AIG), donde figura el
salinista Pedro Aspe en el consejo de administración (¿a cambio de que
«servicio»s prestados?). Greenberg fue uno de los puntales de la recaudación de
fondos para la elección de Baby Bush.
Los círculos viciosos siempre se cierran y no es nada casual
que Kissinger forme parte del consejo directivo de AIG. Lo más macabro de todo
es que Baby Bush haya nombrado a Kissinger a cargo de la comisión de investigación
sobre los atentados a las Torres Gemelas, lo cual provocó una enorme conmoción.
Cuando se le solicitó a Kissinger develar la lista completa de sus «asociados»,
prefirió «dimitir» de su cargo. ¡Obviamente!
Alfredo Jalife-Rahme
Especialista mexicano en asuntos internacionales. Autor de
varios libros sobre los síntomas indeseables de la mundialización.