EL GRANO DEL SISTEMA 463: COVID, LA CATASTROFE OCULTA

 

463 – CONTENIDOS

COVID, LA CATASTROFE OCULTA

EL COVID Y LOS CONFINAMIENTOS: LA CATÁSTROFE QUE PRETENDEN OCULTAR

6 septiembre 2021  Por Agustina Sucri – La Prensa

     La mitad de la población mundial de más de 90 países quedó en abril de 2020 atrapada en alguna forma de confinamiento. La medida fue impuesta por los gobiernos como política para hacerle frente a un virus causante de una infección a la que, según se ha confirmado, sobrevi-ve entre el 99,998% y el 94,5%, según el rango etario del cual se trate. Ahora un nuevo estudio advierte que lejos de proteger a las poblaciones, las cuarentenas se asocian con un aumento del exceso de mortalidad. El exceso de mortalidad se calcula al comparar la cantidad de muer-tes por todas las causas en una geografía determinada, en un momento dado, con las muertes esperadas por todas las causas basadas en datos históricos.

    Desde el comienzo de la implementación de las cuarentenas hubo científicos de prestigio y con larga trayectoria que advirtieron de los profundos daños que estas cuarentenas causarían. Sin embargo, no sólo no fueron escuchados, sino que se buscó desacreditarlos por todos los medios. Mientras tanto, las medidas se prolongaban pese a que los efectos colaterales eran esperables y se hicieron cada vez más evidentes.

     Entre los más recientes trabajos que analizaron las consecuencias de los confinamientos se encuentra el realizado por Virat Agrawal, Jonathan H. Cantor, Neeraj Sood y Christopher M. Whaley, que fue publicado por el National Bureau of Economic Research de Estados Unidos, bajo el título El impacto de la pandemia de covid-19 y las respuestas políticas sobre el exceso de mortalidad.

    En el estudio se utilizaron los datos de 43 países que aplicaron políticas de confinamiento y de los 50 estados de Estados Unidos. El uso del exceso de muertes como resultado clave pe-rmite captar tanto la potencial reducción de las muertes por covid-19 como el potencial aumen-to de las muertes no relacionadas con covid. Además, utilizar el exceso de muertes, en lugar de las muertes confirmadas por covid-19, también despeja las preocupaciones sobre la clasi-ficación precisa de las muertes por covid-19, explican los autores.

     En ambos casos, no encontramos que las políticas de refugio en el lugar (SIP, por sus siglas en inglés) hayan salvado vidas. Por el contrario, hallamos una asociación positiva entre estas políticas y el exceso de muertes, advierten. Los autores del estudio no sólo comprobaron que tras la aplicación de las políticas SIP, el exceso de mortalidad aumenta sino que en la compara-ción internacional el aumento del exceso de mortalidad es estadísticamente significativo en las semanas inmediatas a la aplicación del SIP.

     Los resultados de este trabajo estadounidense marcan una tendencia que se repite en otras partes del mundo y que ha quedado reflejada en las estadísticas. En Reino Unido, por ejemplo, un artículo publicado en The Times el 23 de agosto último da cuenta de que las muertes por todas las causas han estado por encima de la media de cinco años durante doce semanas consecutivas, pero el coronavirus representa una proporción cada vez menor de las muertes a medida que pasan las semanas. Según subraya la autora de la publicación, el costo oculto de la pandemia y los daños colaterales del encierro están quedando claros en las estadísticas oficiales: Las muertes en Escocia llevan meses por encima de la media, a pesar del descenso del covid-19, ya que cada vez hay más personas que mueren en casa por infartos, accidentes cerebrovasculares y abuso de sustancias.

     Ya un informe preliminar publicado por el American Institute for Economic Research en noviembre del año pasado enumeraba los costos de los confinamientos y los daños que produ-jeron los cierres de negocios y escuelas, las restricciones a realizar reuniones, la suspensión de eventos artísticos y deportivos, las restricciones a los servicios médicos y las interven-ciones en la libertad de circulación. El documento incluye un listado de las consecuencias de estas medidas a distintos niveles, que vale la pena reproducir para entender la magnitud de los daños.

     En Estados Unidos se produjeron más de 81.000 muertes por sobredosis en los 12 meses que terminaron en mayo de 2020, la cifra más alta jamás registrada en un periodo de 12 meses.

A finales de junio de 2020, el 40% de los adultos de EE.UU. declararon tener problemas de salud mental o de abuso de sustancias. De los adultos encuestados, el 10,7% tuvo pensamien-tos suicidas frente al 4,3% de 2018. Los síntomas de ansiedad declarados fueron tres veces más altos que en el segundo trimestre de 2019 y los síntomas de depresión fueron cuatro veces más altos que en el segundo trimestre de 2019. De los individuos de 18 a 24 años, el 25,5% con-sideró el suicidio. Entre abril y octubre, la porción de consultas de emergencia relacionadas con la salud mental para los niños (5-11) aumentó un 24% y un 31% para los jóvenes de 12-17 años en comparación con 2019. A finales de junio, el 13% de los encuestados afirmó haber iniciado o aumentado el consumo de sustancias para hacer frente a la pandemia. Las muertes por sobredosis relacionadas con los opioides sintéticos aumentaron un 38,4% en el período de 12 meses hasta junio de 2019 en comparación con el período de 12 meses hasta mayo de 2020. Aproximadamente uno de cada tres individuos experimentó síntomas de depresión entre leves y graves durante los confinamientos. Los ingresos y las derivaciones a los servicios de salud mental disminuyeron tras el confinamiento.

     El hambre causada por la pandemia es responsable de la muerte de 10.000 niños. Aproxima-damente 20.000.000 más de niños (67 millones en total) padecerán emaciación (debilitamiento del cuerpo por enflaquecimiento) en los primeros 12 meses de la pandemia. El número de per-sonas desnutridas en el mundo puede aumentar de 690 a 822 millones de personas. La tasa de inseguridad alimentaria de 2018 a mediados de 2020 se ha duplicado con creces (del 14% al 32%) en los hogares con niños. Entre el 9% y el 14% de los padres informan de que sus hijos no tuvieron suficiente para comer porque no pudieron pagar la comida. Solo en marzo de 2020, los bancos de alimentos repartieron un 20% más de comida que en un mes medio. Las interrup-ciones de los servicios de alimentación escolar inducidas por covid-19 aumentaron las expe-riencias de inseguridad alimentaria de los hogares, incrementando la probabilidad de saltarse una comida en nueve puntos porcentuales, y la probabilidad de pasar un día entero sin comer en tres puntos porcentuales. Entre 88 y 115 millones de personas caerían en la pobreza extre-ma en 2020. El total podría aumentar a 150 millones en 2021. Entre el 25 de marzo y el 10 de abril de 2020, casi un tercio de los adultos (31,0%) informó que sus familias no podían pagar el alquiler, la hipoteca o las facturas de los servicios públicos, estaban en situación de insegu-ridad alimentaria o se quedaron sin atención médica debido al costo. El 52% de los jóvenes estadounidenses de 18 a 29 años viven con sus padres en julio de 2020 (47% en febrero), una cifra récord de datos disponibles que supera el 48% que vivía con sus padres en 1940 (durante la Gran Depresión). Entre el 25 de marzo y el 10 de abril de 2020, el 41,5% de los adultos no ancianos declararon haber perdido el empleo, haber reducido las horas de trabajo o tener menos ingresos a causa del covid-19. A partir de marzo de 2020 se produjo un importante descenso del empleo y de los ingresos en los países de renta media y baja. Los hogares experimentaron un descenso de los ingresos de entre el 8 y el 87%.

     La tasa de desempleo en Estados Unidos aumentó al 14,7% en abril de 2020. Se trata de la mayor tasa de aumento (10,3%) y el mayor incremento intermensual en la historia de los datos disponibles (desde 1948). Las madres de niños de 12 años o menos perdieron 2,2 millones de puestos de trabajo entre febrero y agosto de 2020 (caída del 12%), mientras que los padres de niños pequeños perdieron 870.000 empleos (caída del 4%). Una de cada cuatro mujeres en-cuestadas declaró que su pérdida de empleo se debía a la falta de cuidado de los niños.

     Alrededor de 24 millones de niños podrían abandonar la escuela en 2021 como resultado del impacto económico del confinamiento. Se constata una pérdida estimada de 13,8 millones de años de vida según los datos de los estudios estadounidenses debido al cierre de las escuelas primarias de este país. Se perdieron 30.806 puestos de trabajo mediante pasantías (una dismi-nución del 52%) entre el 9 de marzo y el 13 de abril de 2020 en Estados Unidos. Entre el 9 de marzo y el 13 de abril de 2020, las pasantías en el sector de viajes y turismo cayeron un 92%; las de informática, un 76%; las de arquitectura e ingeniería, un 65%; y las de telecomunica- ciones, un 65%. Las pasantías de contabilidad y derecho fueron las que menos cayeron: un 22%. La participación en la educación preescolar cayó bruscamente del 71% antes de la pan-demia al 54% durante la misma; el descenso fue más pronunciado para los niños pequeños en situación de pobreza.

     A diez semanas del confinamiento, 2.100.000 de personas en el Reino Unido estaban a la es-pera de un examen de cáncer de mama, cuello de útero o intestino. El diagnóstico de seis tipos de cáncer (mama, colorrectal, pulmón, páncreas, gástrico y esofágico) ha disminuido un 46,4% para agosto de 2020 en comparación con 2018. El diagnóstico de cáncer de páncreas dismi-nuyó un 24,7% en agosto de 2020 en comparación con 2018. El diagnóstico de cáncer de mama se redujo en Estados Unidos un 51,8% en agosto de 2020 en comparación con 2018. El Registro de cáncer de los Países Bajos ha visto hasta un 40% de disminución en la incidencia semanal del cáncer. Antes del covid, la Universidad Médica de Carolina del Sur pasó de 20 llamadas diarias relacionadas con accidentes cerebrovasculares (o 550 al mes) a unas nueve a media-dos de abril de 2020. Las derivaciones por cáncer (presunto) en el Reino Unido disminuyeron un 75% desde que se aplicaron las restricciones de covid-19 hasta agosto 2020. En Italia, los procedimientos de diagnóstico cardiológico disminuyeron un 56%, las Intervenciones corona-rias por vía percutánea un 48%, las intervenciones estructurales un 81%. Las internaciones para quimioterapia en Reino Unido disminuyeron un 45-66%, mientras que las derivaciones urgentes para el diagnóstico precoz del cáncer disminuyeron un 70-89%. Durante el mes de abril de 2020, las consultas semanales a los servicios de urgencias disminuyeron un 42% respecto de la media del año anterior. Las tasas de mortalidad por enfermedad de Alzheimer /demencia se duplicaron entre el 21 de marzo y el 11 de abril y entre el 6 de junio y el 25 de julio. Las notificaciones de casos de tuberculosis disminuyeron significativamente en todo el mundo, en un 25-30% en los países afectados (India, Indonesia, Filipinas). 69 estudios encuentran un cambio en el patrón de las pruebas de detección de cáncer, los diagnósticos, las listas de espera y los tratamientos relacionados con las restricciones durante la pandemia, 14 encuentran un aumento en la presentación de cáncer en etapa tardía. Los paros cardíacos asociados a sobredosis aumentaron alrededor de un 40% en Estados Unidos en 2020. Las internaciones para los principales grupos de enfermedades no covid-19 disminuyeron durante los confinamientos en Estados Unidos en comparación con el período de referencia prepan-démico.

      Durante los primeros seis meses de 2020 los homicidios aumentaron un 14,8%, y los delitos de agresión con agravantes aumentaron un 4,6% en Estados Unidos. Los delitos contra la pro-piedad disminuyeron un 7,8%; excepto los robos de vehículos, que aumentaron un 6,2%. Los incendios provocados en Estados Unidos aumentaron un 19,2% en los primeros seis meses de 2020 en comparación con el mismo periodo del año anterior; y aumentaron un 52,1% en las ciudades con una población de 1.000.000 o más. Entre junio y agosto de 2020 los homicidios aumentaron un 53% y los asaltos agravados un 14% en comparación con el mismo periodo de 2019. Un informe de la organización Refuge del Reino Unido dedicada al abuso doméstico mostró un aumento del 25% en las llamadas realizadas a la línea de ayuda desde el inicio de los confinamientos.

       Los datos hasta septiembre de 2020 indican que los restaurantes gastaron en Estados Uni-dos 7.400 dólares adicionales en equipos de protección del personal y protocolos de seguridad mejorados (formación, limpieza, plexiglás, etc.) que el 66% de los negocios tardarán 6 meses en recuperar. El sector gastronómico perderá 240.000 millones de dólares en ingresos y ocho millones de empleados en 2020 en Estados Unidos. El 86% de los restaurantes en Estados Unidos redujeron la plantilla en 2020 debido al covid-19; mientras que se anticipaba que el 40% de los restaurantes cerrarían para marzo de 2021.

GENOCIDIO GLOBAL

VIDEO GENOCIDIO GLOBAL

ESTAN EN TODAS PARTES

      Van a ver una serie de videos cortitos como para que tengan una muestra del nivel de infiltración del enemigo

VIDEO MINISTRO 666

VIDEO PIÑERA

VIDEO MENSAJE DEL PAPA

LA RESISTENCIA

     Mientras tanto, y a pesar de todo, seguimos resistiendo; primero en Australia

VIDEO REBELION EN AUSTRALIA

     En Italia queman los pasaportes de vacunas

VIDEO QUEMA DE PASAPORTES DE VACUNAS

    En Turquía miles de personas se manifestaron contra las vacunas; al grito de No seremos esclavos, No seremos esclavos de esta orden.

VIDEO TURQUIA

    En Holanda, también, cada cual con su estilo

VIDEO HOLANDA

    En Francia, la cosa ya está pasando a mayores

VIDEO DESBORDE EN FRANCIA

    Y, en el forndo, el régimen logra el objetivo que nos enfrentemos entre nosotros.

VIDEO FRANCIA

ECLIPSE TOTAL DE LA RAZÓN - Jorge Martínez

     Ahora es mucho más fácil criticar el desvarío que se apoderó del planeta a comienzos de 2020. Escándalos como el de la foto filtrada del cumpleaños de la consorte del presidente ar-gentino en plena cuarentena dura, tan similares a los ocurridos meses antes o después con go-bernantes o empresarios de Europa o Estados Unidos, avivan indignaciones y justifican recelos incluso entre los más crédulos. Son casos que dejan en evidencia la impostura de veinte meses de emergencia y doble discurso.

     La crítica es más fácil, cierto, pero el delirio no pasó. El estado de excepción mental que im-pera desde hace más de un año y medio en todo el mundo sigue fomentando lo peor del ser hu-mano. Todas sus debilidades (miedos, egoísmos, delaciones, discriminaciones, odios) conti-núan potenciándose al calor de una insólita campaña de acción psicológica que las habilita en nombre de la salud y el bien común. En paralelo, mucho de lo que más enorgullecía a la especie ha sido relegado, o está en suspenso por tiempo indeterminado. La caridad con el prójimo, o la capacidad de razonar en libertad, sin coacciones. O el famoso espíritu crítico, tan deseado por liberales y progresistas hasta minutos antes de que empezara el frenesí pandémico.

    Este inquietante eclipse mental se esparció junto con el pánico al virus de los primeros me-ses de 2020. En 2021 el panorama es apenas algo mejor. La aceptación automática de cual-quier norma nacional o internacional, por más abusiva que sea, continúa desplazando al crite-rio individual. El comportamiento de manada sigue ocupando el lugar del buen juicio. Los argu-mentos de autoridad, tan discutidos antes de marzo de 2020, se volvieron irrebatibles. Y en nin-guna autoridad se confía más que en el ente todopoderoso llamado la ciencia, cuyas conclusio- nes, de por sí inciertas y tentativas, se toman como decretos infalibles lanzados desde el Olim-po.

     En 2021 las voces disidentes se han multiplicado y el relato oficial convence cada vez me-nos, pero los promotores de la anomalía, lejos de amilanarse, insisten en prolongarla en el tiempo, siempre doblando la apuesta con más pánico inducido, más exigencias y más coercio-nes, como el del esclavizante pasaporte sanitario que impusó el presidente francés Emmanuel Macron pese a las protestas masivas de sus compatriotas.

     Pocas veces en la historia habrá sido más adecuada la expresión pensamiento único para describir este oscurecimiento de la razón que no da señales de revertirse. La rigidez monolíti-ca del comunismo, el efímero triunfalismo del nuevo orden mundial a partir de 1989, y el auge en el siglo XXI del progresismo políticamente correcto fueron antecedentes pálidos en compa-ración con el discurso uniforme establecido en todo el planeta desde marzo de 2020.

     Este nuevo pensamiento único no podría haberse consolidado en tan poco tiempo sin el auxi-lio de quienes hasta ayer mismo se jactaban de promover el debate y la diversidad. En una con-tradicción de magnitudes colosales, fueron el silencio, la complicidad y la censura directa ejer-cida desde los medios de comunicación los factores que lo hicieron posible. Si el periodismo estaba lejos de presentar una foja de servicios impoluta, cuesta encontrar una renuncia más escandalosa a su misión que la que se conoció en los últimos veinte meses.

      En este período delirante los medios de prensa planetarios, con mínimas excepciones, han trabajado como meros voceros de gobiernos y entidades internacionales (como la errática OMS), antes de transformarse en agentes publicitarios de las grandes farmacéuticas lanzadas en tiempo récord a la producción y distribución de vacunas.

     Todos empezaron a copiar y pegar las gacetillas de las empresas, en particular las referidas a las vacunas contra la covid-19, a pesar de que sabemos que las farmacéuticas redactan co-municados de prensa para dar un mensaje positivo sobre sus productos, protestó Serena Tina-ri, periodista especializada en información científica y co fundadora del sitio Recheck, en una entrevista con la revista Forward.

     Durante la anomalía desaparecieron muchas cosas: una de las más importantes fue la desa-parición del periodismo de investigación. Junto con él también pasó a mejor vida aquella pre-tensión soberbia del gremio periodístico de actuar como perro guardián de los poderosos en todas sus manifestaciones, públicas o privadas. ¿Qué deberían hacer ahora los ciudadanos comunes? ¿Tendrían que hacer ellos nuestro trabajo e investigar por nosotros?, inquirió Tinari en la entrevista citada. La casi totalidad del periodismo mundial ni siquiera se plantea esas preguntas. El despropósito llegó al extremo de convertir a los periodistas en censores (el nom-bre de moda es verificadores de datos de todo lo que no se ajuste al insistente discurso oficial. Los cronistas pasaron a retacear noticias en vez de informarlas. Y su tarea principal ya no con-siste tanto en aportar información propia sino en negar la información ajena.

     Todo con el generoso estímulo monetario de las empresas tecnológicas que dominan redes y pantallas y son los árbitros auto-designados de lo que es verdadero o falso. Un Orwelliano Ministerio de la Verdad de alcance universal.

     Y su tarea principal ya no consiste tanto en aportar información propia sino en negar la in-formación ajena. Todo con el generoso estímulo monetario de las empresas tecnológicas que dominan redes y pantallas y son los árbitros auto designados de lo que es verdadero o falso. Un Orwelliano Ministerio de la Verdad de alcance universal.

     Pero el descalabro no sólo afectó a los periodistas. También las clases ilustradas hicieron su aporte. Intelectuales famosos por su rebeldía, su desenfado o su pretendida lucha contra los poderes fácticos, se doblegaron a las cuarentenas interminables, el cierre arbitrario de las fronteras y la delación pública de presuntos contagiadores.

     Discípulos de Sartre y Foucault alabaron el estado policial y la reclusión preventiva de en-fermos y asintomáticos. Recitadores de la Carta Abierta de un Escritor a la Junta Militar (1977), de Rodolfo Walsh aplaudieron la vigilancia casa por casa y ahora quieren perseguir y desterrar a los no vacunados. Incluso hay émulos del eterno izquierdista Noam Chomsky que nada raro ven en la escandalosa connivencia planetaria entre farmacéuticas, científicos, medios de co-municación y gobiernos de todos los colores.

     A propósito de Chomsky, sus admiradores podrían volver a su ensayo clásico de 1967. La responsabilidad de los intelectuales, del que acaba de publicarse en habla hispana una nueva edición ampliada (Sexto Piso, 127 páginas).

     En esas reflexiones inspiradas por los orígenes falseados de la guerra de Vietnam, el lin-güista y filósofo estadounidense recordaba que los intelectuales tienen una responsabilidad que deriva de sus privilegios. Esa responsabilidad consiste simplemente en contar la verdad y revelar las mentiras. Y va de la mano de un ineludible dilema moral que rige en todas las épo-cas: elegir entre la integridad o el conformismo.

      El último eslabón de esta cadena de renuncias mentales es el de las vacunas. No interesa cuestionar aquí los motivos de quienes, asustados por una campaña del miedo nunca vista en la historia humana, eligieron aplicárselas sin molestarse por averiguar sus riesgos o efectos adversos. Con respecto a estas novedosas inoculaciones más bien sobran las razones para actuar con prudencia, desconfianza y recelo. Pero no son los críticos de las sustancias quienes sorprenden con sus afirmaciones. Los verdaderamente desmesurados son sus promotores. Sean gobiernos o empresas, políticos o periodistas, influencers o científicos, el guion que re-piten es unívoco.

      Para ellos las vacunas son la vida misma, la garantía única de la futura supervivencia, la pa-nacea, el alimento que forzosamente debe ingerirse para volver a una normalidad que de lo contrario se vería alterada para siempre. Según esta cepa reforzada del nuevo pensamiento único, las vacunas covid no son un producto más salido de la falible ciencia humana. Nada de eso. Los compuestos experimentales integrarían una categoría especial al margen de cual-quier objeción o rechazo.

     Quienes no las acepten corren mucho más que peligros sanitarios: se arriesgan a la muerte civil y al ostracismo comunitario, a la vez que incuban la destrucción de la humanidad entera, incluso de los que ya están vacunados. Estas amenazas carentes de toda lógica no las voci-feran el régimen castrista o los triunfantes talibanes afganos. Son ya la política oficial de las democracias en Francia, Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Israel o Estados Unidos, por citar sólo unos casos. Y entre sus defensores figuran numerosos pensadores en apariencia sensa- tos y civilizados, como el liberal francés Guy Sorman, quien en una reciente columna de opi-nión calificó de criminales a los antivacunas. Una persona no vacunada, deliberada y orgullosa de serlo, es, por tanto, un delincuente en potencia y en libertad, escribió el antiguo simpati- zante del estado mínimo.

     No fue un exabrupto aislado. El neoconservador estadounidense David Frum, el mismo que inventó la frase eje del mal cuando formaba parte del gobierno de George W. Bush, también fustigó el comportamiento antisocial de los no vacunados y abrió la puerta a una próxima per-secución amparada por los criterios judiciales del progresismo.

      En Estados Unidos la raza es una categoría protegida (señaló en entrevista con la CNN). No te pueden discriminar por tu raza. El sexo es una categoría protegida, la orientación sexual está protegida. Pero ser un cretino antisocial no es una categoría protegida.

     Como se ve, los excitados partidarios de las inoculaciones no sólo invitan a inyectarse un antídoto. El tono exaltado, los adjetivos empalagosos, la certidumbre injustificada, las amena-zas terroristas indican que están promoviendo algo más que una vacuna.

     Ellos mismos lo insinúan noche y día con frases salidas de la peor literatura distópica. Tal vez no hayan leído a Benson, Zamyatin, Huxley, Orwell o Dick, y acaso no sepan qué es la neo lengua, pero sus insistencias lingüísticas son reveladoras.

     Si, como afirmó meses atrás el gobernante socialista español Pedro Sánchez, la libertad, hoy, consiste en vacunar y vacunar y sólo en eso, lo más aconsejable sería preocuparse por-que lo que se avecina, seguramente, será alguna forma de esclavitud. Eso sí, en nombre de la salud y la ciencia.

EL GRAN NEGOCIO DE LA SALUD

     Escuchen con atención lo que hacen con nosotros

VIDEO LOS LABORATORIOS

     Por si les queda alguna duda del negocio, vean esto.

VIDEO PFIZER

COVID-19: LA CIENCIA COMO ESTRATEGIA DE CONTROL SOCIAL – Lic. Alicia Torres Secchi

     Cómo se explica que una sociedad acepte eliminar una parte de sí misma, ser parte de un genocidio? Todo ocurre como si, quienes desde los inicios venimos cuestionando científica-mente las decisiones adoptadas ante la pandemia, somos blanco de prácticas que pretenden eliminar las diferencias.  Las autoridades nacionales, provinciales y locales han intentado im-poner a la población protocolos, renunciando a la evidencia y apelando a un condicionamiento mental que fomenta el miedo, las delaciones y los castigos. Así se conformó una opinión pública mayoritaria que considera como única posibilidad y salida de la pandemia, entre otras cosas, la reclusión de los individuos sanos y el uso de máscaras faciales inadecuadas para las virosis.

     A partir de la insistencia en restricciones (que no son siquiera respetadas por quienes las han dictado) que se desmienten diariamente, se ha ido generando un clima social de descon-fíanza donde muchos las desobedecen. Como trágica consecuencia de esto han aparecido algunos gobernantes que, como expresión de debilidad, apelan a métodos coercitivos para vio-lar normas constitucionales. Ya no solo se transgrede el derecho humano esencial a negarse a determinadas intervenciones sanitarias, sino que ahora también se violenta el derecho a cir-cular, a trabajar y a percibir el salario correspondiente.

     Se llega al absurdo de magistrados que impiden el ingreso de sus empleados a los lugares de trabajo, aun a aquellos que asistieron durante toda la pandemia cuidándose y cuidando a los demás según los protocolos vigentes. Al mismo tiempo y, como única alternativa, deben pre-sentar cada tres días y solventar a su costo personal el resultado de PCR.  El fundamento no probado es que aquellos que no acatan las restricciones pueden ser un peligro y contagiar a los demás.

     La mayoría de las autoridades nacionales, sean gobernantes o referentes políticos, intelec-tuales, empresarios, periodistas, sindicalistas o líderes religiosos, parecen haberse aliado por acción u omisión, para defender sin cuestionar un pensamiento único sobre cómo proteger y resguardarnos. En lugar de procurar racionalidad dialógica, abierta y plural (como suele decla-marse) se oponen de forma monológica a las posibilidades de expresión de quienes tenemos sólidos fundamentos diferentes.

     Todo científico honesto rechazaría la existencia de una única versión o verdad científica, es-pecialmente en temas de salud integral. Defendería la importancia de un espíritu crítico res-pecto a la hipótesis y diversos desarrollos sujetos a constataciones y discusiones en un plano de intercambios horizontales. Eventualmente, eso se nos ha vedado en esta pandemia a quie-nes contamos con amplia experiencia médica y epidemiológica- pero nos oponemos a ciertas prácticas sanitarias.

      La ley vigente define como discriminatorio todo acto que impida, restrinja, obstruya o me-noscabe el pleno ejercicio de los derechos y garantías constitucionales en función de dife-rencias personales o sociales.  La discriminación alude al acto de ordenar y clasificar, formar grupos de personas a partir de criterios o distinciones arbitrarias.  Quienes cuestionamos mu-chas de las disposiciones impuestas, no negamos la enfermedad, su gravedad y consecuen-cias. Esta posición la forjamos en fundadas diferencias científicas sobre procesos de salud, enfermedad y cuidados personales y sociales. Estamos presentes en todo el mundo como inte-grantes de diversos grupos de especialistas en distintos campos de la ciencia. Nos une el in-tentar ser sujetos cognitivos concebidos como éticos, con independencia de intereses econó-micos y sectoriales.

     Desde el inicio de esta pandemia venimos trabajando solidaria y responsablemente con pedestal en nuestras prácticas o compartiendo información y aprendizajes. Lo hacemos por medio de nuestro compromiso con actividades de docencia, investigación y asistencia a miles de personas a través de diversas prácticas preventivas, de registro y seguimiento clínico en diagnósticos, tratamientos y cuidados tempranos de diferentes patologías, no solo relaciona-das al covid. Ofrecemos asesoramiento respetando la voluntad de cada uno. Y podemos de-mostrar evidencias de mejores resultados con menores riesgos o efectos colaterales que aquellos que se divulgan como consecuencia de las medidas impuestas. Esto es, menor pro-porción de internaciones y fallecimientos por covid, y no haber dejado de diagnosticar y ges-tionar otras patologías ni haber provocado aislamientos innecesarios, entre otros factores.

     Todo etnocentrismo que limita a las personas condiciones necesarias para hacer valorar libre e igualitariamente sus propuestas y entablar un diálogo simétrico entre las posiciones de poder, se sustenta en que, quienes deciden, subordinan o rebajan aquello que es diferente a lo propio. En la situación que nos ocupa, se trata de la subordinación de un espécimen de conoci-miento y modos de enfrentar los procesos de salud. Sin permitir un debate previo, se presu-ponen como superiores aquellos que defienden los sectores de gobierno.

     Cuando es la ciencia la que establece un patrón de normalidad (es decir, qué es lo que vale y qué no) fundado en la importancia de la preservación de la sociedad y de las nuevas genera-ciones; cuando operan discriminaciones por tipos de conocimientos, se establece una peligro-sa alianza entre ciencia y política que se llama eugenesia.

    La eugenesia, o ciencia del cultivo de la raza o de la hereditariedad humana, ha sido un insu-mo fundamental al momento de procurar la legitimación científica de las exclusiones ideoló-gicas. Da cuenta del uso de la ciencia para justificar estrategias de control social diseñadas desde el poder, y permite construir una cultura totalitaria al proyectarse en regímenes que sobrevaloran mecanismos que aseguran una homogeneidad social.

     Si los dirigentes de todas las instituciones sociales no advierten el avance que significan es-tas prácticas sociales que aniquilan las diferencias, y obran en consecuencia afianzando sus mecanismos genuinamente democráticos para corregirlas, sólo persistirá la memoria colectiva tanto de responsables como víctimas.

MENSAJE DEL DOCTOR ANDREAS KALKER

     Escuchen con atención a alguien que estuvo desde el inicio al frente de la resistencia

VIDEO ANDREAS KALKER

MISCELANEAS DEL COVID

     En la Región ibérica de Extremadura, datos por deceso de COVID, en las últimas cuatro semanas: 85,4% eran vacunados, 14,6% no vacunados.

VIDEO DINAMARCA

     Se filtra una conversación del Ministro de Salud israelí reconociendo que los pasaportes de vacunas no tienen justificación médica. Se ha sorprendido a funcionarios israelíes admitiendo que, en muchas situaciones, el Pase Verde del país no está médicamente justificado, pero existe para presionar a los ciudadanos para que se vacunen. (Trikooba.com)

    A confesión de parte, relevo de pruebas

VIDEO AXEL

     Toronto, Canadá. Oficiales de policía, bomberos, paramédicos y otros socorristas se han reunido en Queen´s Park para protestar por las vacunas obligatorias del Nuevo Orden Mundial. Incluso la policía, los bomberos se ponen del lado de los canadienses contra Trudeau y su proyecto de obligación de vacunación. A dónde va, lo silban y maldicen. Los medios de difusión lo han ocultado.   

VIDEO CANADA

    Más de 1600 informes de pérdida de cabello en Japón después de inyecciones de COVID-19. (LSN)

    El 9 de septiembre, la doctora en medicina Nina Pierpont (graduada de la Universidad de Yale, doctorada por la Universidad de Princeton y titulada en la Escuela de Medicina de la Universidad John Hopkins), publicó un artículo en el que analiza varios estudios publicados en agosto de 2021 que demuestran que la supuesta variante Delta de Covid-19 evade las inyecciones actuales de Covid-19 que se ofrecen y, por tanto, no previenen la infección ni la transmisión de Covid-19.

     La doctora Pierpont concluye que la inmunidad de grupo no se alcanzará mediante la vacu-nación porque las nuevas investigaciones realizadas en múltiples entornos demuestran que la supuesta variante Delta produce cargas virales muy elevadas que son igual de altas en la po-blación vacunada que en la no vacunada. Ella afirma que la inmunidad natural es mucho más protectora que la vacunación porque todas las severidades de la enfermedad Covid-19 pro-ducen niveles saludables de inmunidad natural. Por lo tanto, obligar al público a tomar una vacuna es un acto perjudicial y dañino debido a los excelentes trabajos de investigación cien-tífica que demuestran claramente que las vacunas no previenen la infección o la transmisión de Covid-19. (Trikooba.com)

     Singapur logró vacunar a más del 80 por ciento de su población adulta. Sin embargo, conti-núa luchando con uno de sus peores brotes de COVID-19 hasta el momento. (Natural news)

     Veintisiete gobernadores republicanos o fiscales generales se han comprometido a luchar contra la última  orden ejecutiva emitida por el presidente Joe Biden que exige que más de ochenta millones de empleados privados reciban vacunas COVID o se sometan a pruebas se-manales, o su empleador lo hará ser multados. (Natural news)

     El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, anuncia que acudirá la semana que viene a la 76° Asamblea General de la ONU a pesar de estar prohibido asistir sin estar inoculado con el veneno de la vacuna. Bolsonaro dice que él será el último en vacunarse en todo Brasil, ya que él ya pasó el coronavirus y tiene unos niveles altísimos de anticuerpos naturales tras haberse contagiado y curarse, por lo que no necesita la llamada vacuna y es contraproducente, pues anularía sus fuertes anticuerpos naturales.

       Así se vacunan los políticos

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