sábado, 15 de
octubre de 2016
Nota
de NCSJB: Ante la escandalosa presentación de Bergoglio de una
estatua de Lutero en el Vaticano, recordamos una publicación realizada en éste espacio
hace un par de años, para tener la perspectiva adecuada respecto a una de las
personas que más daño causó a la Iglesia Católica en toda su historia y hoy es
homenajeado en el Vaticano apóstata.
Lutero pasó casi las tres
últimas décadas de su vida lanzando, a través de sus escritos, cartas y charlas
familiares, maldiciones, ultrajes, maldiciones morales y doctrinales a veces
falsas, otras exageradas contra la Iglesia y el Papa, contra todos los obispos,
contra todos los monjes, monjas y sacerdotes, contra todos los que él
denominaba papistas, asnos papales, seguidores del anticristo y de la
prostituta babilónica. Para ello recurrió a todas las expresiones alemanas y
latinas que tienen que ver con la defecación y las grandes partes del cuerpo
que la producen. Señala el P.García Villoslada que no conoce en toda la
historia un desbordamiento tan atroz y persistente de odio contra una
institución que le había amamantado y le había dado lo mejor que podía darle:
la Biblia, los Sacramentos, la Tradición Apostólica, el símbolo de la fe, las
oraciones de la liturgia.
Se podría pensar que hacia el
fin de su vida sus diatribas amainarían. Pero no fue así. En sus sermones
pronunciados en Wittemberg en 1546 se las agarró contra la razón: “es la ramera mayor del diablo; por naturaleza y por la manera de ser es
una ramera nociva, una prostituta, la ramera designada para Diablo, una ramera
carcomida por la roña y por la lepra, que debiera ser aplastada y destruirla
(…) Tiradle fango a la cara para afearla. Está y debería estar ahogada por el
bautismo. Merecería la miserable ser desterrada a la parte más maloliente de la
casa, a los retretes.” Asimismo
siguió insultando a los teólogos de Lovania, burros, malditos puercos, panzas
de blasfemadores, charcos putrefactos, y a los de la Sorbona, Sinagoga del
demonio, la más abominable prostituta intelectual que hay bajo el sol.
Tampoco ahorró dicterios contra
la Iglesia Católica …No es para él sino “la
prostituta del diablo”. Lo mismo
se diga del Papa: “Es un
asno tan grosero que no puede ni siquiera aprender la distinción entre palabras
de Dios y doctrina humana. Las estima por igual” Tal fue su lenguaje habitual.
Su última predicación fue el 15
de febrero de 1546 tres día antes de morir. Empezó citando a las palabras de
Jesús: “Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste
estas cosas a los pequeñuelos…” ¿Quiénes eran esos sabios y prudentes? El
Papa, los papistas y todos los herejes. ¿Quiénes los pequeñuelos? Él y los
suyos. Según García Villoslada el odio teológico al papado fue la mayor
potencia motriz que puso en actividad sus facultades y lo que sostuvo y alargó
su vida hasta el fin.
…(Escribió) un panfleto furioso
…poco antes de morir. Contra el papado de Roma, fundado por el diablo, es
su titulo. …“Los cardenales y toda la gentuza de
la Curia son hombres por delante y mujeres por atrás”, porque “toda la Iglesia del papa es una
Iglesia de putas y de hermafroditas”. El papa
mismo es “un loco furioso, un falsificador de
la historia, un mentiroso, un profanador, un tirano del emperador, de los reyes
del universo entero, un estafador, un bribón, un expoliador de los bienes
eclesiásticos y seculares; pero ¿quién podría enumerar todos esos crímenes?” Para calificarlos recurre a toda la gama de la zoología: cerdo,
burro, rey de los asnos, perro, dragón, cocodrilo, larva, bestia etc. Más
adelante hace que el Papa le diga al demonio: “Ven Satán, si tu poseyeras otros mundos además de este, yo querría
poseerlos a todos y no solamente adorarte, sino lamerte el trasero.” En cuanto a los actos pontificios están todos “sellados con la mierda del Diablo, y escritos con los pedos del
asno-papa”. Encara luego al Papa en
persona: “!Ah, si yo fuese el Emperador, haría
atar de dos a todos esos granujas impíos: cardenales y chusma papal. Los haría
llevar a tres millas de Roma, hacia Ostia. Allí se encuentra una extensión de
agua llamada mar Tirreno, baño perfectamente recomendado contra la peste, los
daños y los crímenes de la santidad del papa, de los cardenales y de toda la
Santa Sede. Yo los sumergiría y los bañaría como corresponde. Y sí, como sucede
ordinariamente con los posesos y los locos, se muestran temerosos del agua, les
colgaría del cuello, para mayor seguridad, la Piedra sobre la cual están
fundados con su Iglesia. Allí juntaría las llaves que les sirven para atar y
desatar todo lo que está en el cielo y sobre la tierra, para que puedan dominar
en el agua según su voluntad. Y añadiría además una cruz pastoral y una
cachiporra, para que golpeen el agua en el rostro hasta que el hocico y la
nariz le sangren”
P.ALFREDO
SAENZ – “La Nave y las Tempestades”: La Reforma Protestante. Editorial Gladius
2005. Pags. 235 al 240 (extractos)
Nacionalismo Católico San Juan Bautista