Aluvión de
agroquímicos: sobreoferta, caída de precios, más importación y una industria
alerta
Junio 25,
2017 Ecología y Medio Ambiente
En 2016, los
precios promedio del mercado bajaron 16,8% y los productores tuvieron un ahorro
de US$ 400 millones, pero el gasto no bajó por la problemática en malezas
En 2016, una
fuerte caída de precios avanzó sobre los principales agroquímicos. Sobre los
valores vendidos en 2015, 2,4-D, atrazina y haloxifop bajaron en precio un 15%.
Cletodim lo hizo un 29% y el glifosato descendió un 13,8%. Son datos del
consultor Luis Mogni.
Esos
productos representan casi el 45% del mercado. Cualquier variación impacta
sobre el resto. En el caso del glifosato, un relevamiento de Grupo Agros indica
que la baja fue mayor y, con respecto a 2016, es del 26,83 por ciento.
El año
pasado, el mercado de agroquímicos en general movió US$ 2482,5 millones, una
variación positiva de apenas 0,4% con respecto a 2015. Fue una leve suba en
valor cuando en volumen, con la recuperación del trigo y el maíz más la
problemática por malezas resistentes, hubo una mejora del 17,1%. De nuevo, la
explicación viene por los precios, que tuvieron una merma promedio para todo el
mercado del 16,8 por ciento.
Para los
productores, según cálculos del sector empresario, la baja de precios les
significó un ahorro de US$ 400 millones (sólo en glifosato fueron US$ 200
millones). Además, siempre por menores precios, se estima que con los
fertilizantes tuvieron otro ahorro de US$ 200 millones.
Varios
planetas se alinearon para la baja. En primer lugar, hubo una presión de las
multinacionales involucradas en los procesos de compras y fusiones a nivel
global por vender más sobre fin de año y cumplir compromisos con sus matrices.
Se pusieron muy ofensivas en términos de ventas no sólo colocando altos
volúmenes en los canales de distribución, sino agresivas bajando precios.
Algunas estimaciones indican que para diciembre pasado había stocks no vendidos
en manos de los distribuidores por US$ 500 millones.
En segundo
lugar, las condiciones climáticas adversas hicieron que la demanda por parte de
los productores se ralentizara. Así, una demanda tranquila con una oferta
abundante exacerbaron el mercado.
En tercer
término, hubo otro elemento que gravitó sobre los precios: la importación.
Sumando principios activos y productos formulados, los dólares totales por las
importaciones bajaron un 6,2% y representaron US$ 1190 millones. Sin embargo,
los volúmenes importados treparon entre un 10 y un 15 por ciento.
En tanto,
según Ciafa, sólo en productos formulados en volumen se pasó de una importación
de 56,9 millones de litros/kilos en 2015 a 71,1 millones de litros/kilos en
2016. Hubo un alza del 25 por ciento.
Según
fuentes del mercado, unas 41 empresas “nuevas” habrían comprado en el exterior
en 2016 tras el fin de las trabas para importar que había con el anterior
gobierno. Son firmas nuevas o que luego de haber tenido problemas con la
importación volvieron al ruedo. Se trata de empresas que se sumaron a los
importadores de siempre.
Si bien
habrían concentrado sólo el 3% de la masa importada, su presencia alteró un
mercado ya sobreofertado. También se notó un mayor movimiento de empresarios
chinos acercándose para tratar de hacer ventas directas que hoy canalizan por
importadores. Desde China habría unas 500 plantas en condiciones de proveer al
mercado argentino.
Controles
La depresión
parece a pedir de una estrategia de bajar todo lo posible el costo al
productor. Pero en esta historia aparece otro capítulo con el Senasa, porque
para empresas del sector faltan controles más rigurosos sobre la mercadería
importada. “Están controlando menos del 5% de lo que ingresa cuando en los
Estados Unidos controlan todo y en Brasil un 30%”, contó un empresario. “Entra
cualquier cosa desde China, productos sin la concentración de ingrediente
activo declarada o con impurezas o contaminados o que vienen de una planta
productiva que no es la nombrada en la declaración jurada”, agregó la fuente.
Para Luis
Francisco Calvo, de Grupo Agros, en la presión de sobreoferta hubo empresas que
trajeron productos más allá de la cantidad que iban a poder vender. Añadió que
hoy “las barreras de entrada” para los importados “están muy bajas”. “Hay que
hacer cumplir los controles. En Brasil, por ejemplo, se cumple con la ley y no
cualquiera puede sacar un registro e importar”, indicó. El Senasa responde que
se hacen los controles (ver aparte).
En este
contexto, una pregunta se impone: ¿la baja de los precios pudo ser aprovechada
por los productores?
Para Carlos Grosso,
de VMV Siembras, atenuó la mayor necesidad de insumos por el aumento de las
distintas problemáticas, pero no generó una mayor inversión propiamente dicha.
“Los insumos que bajaron de precio son básicamente artículos de primera
necesidad, los incluidos en una canasta básica de demanda inelástica al precio.
Lo que tracciona la demanda es la necesidad. La frecuencia de uso y dosis de
graminicidas dependen más de la problemática que del precio del insumo”, dijo.
Sostiene que
ante el aumento de resistencias y tolerancias el mayor “costo” no debe ser
visto como una inversión en tecnología para aumentar la productividad, sino
como un mayor costo para defender el potencial del cultivo. “El amaranthus
resistente nos obliga a gastar de 25 a 50 dólares más por hectárea para su
control y la máxima aspiración de éxito es lograr la misma productividad que
antes de la problemática”, ejemplificó.
El año
pasado, para esta época, la soja estaba entre US$ 280 y 300 dólares. A tres
toneladas/ha de promedio nacional hoy, por diferencia de precios ,la
facturación bajó entre US$ 100 y 150. Por ello, Grosso argumentó: “A pesar de
las bajas de insumos, la ecuación sigue negativa con respecto a años anteriores
y desalienta las verdaderas inversiones”.
En la
industria observan que el mayor uso se dio por la problemática de malezas y
suba de área en trigo y maíz antes que por el precio.
Desde la
visión del productor, Francisco Iguerabide, presidente de Aacrea, analizó:
“Como productor el hecho de adquirir un producto a menor costo tiene un impacto
que se traduce en ser más competitivos, invertir más y en consecuencia ser más
productivos. A mayor inversión es posible realizar una expansión de la frontera
agrícola, es decir, poder agrandar más la torta en relación a la agricultura.
Pero más allá de cuestiones particulares, como argentinos tenemos que generar
las condiciones necesarias para que nuestra industria sea competitiva, y no
sólo abastecer el mercado local”.
Lo que hace
el Senasa
Ante una
consulta de LA NACION, el Senasa informó que controla la calidad de los
productos inscriptos mediante la extracción de muestras y análisis de
laboratorio de los productos que se importan o exportan. La Dirección de
Agroquímicos y Biológicos, dependiente de la Dirección Nacional de Agroquímicos,
Productos Veterinarios y Alimentos, interviene en la entrega de los
certificados de autorización de importación/exportación quedando los
cargamentos sujetos a extracción de muestras para certificar la calidad.
El muestreo
se realiza en forma dirigida o al azar teniendo en cuenta la estacionalidad y
los orígenes de los productos. La toma de muestras es en el lugar físico
específicamente acondicionado declarado por la empresa. Se toman tres muestras
a analizar, dos quedan en poder del organismo y la tercera para el
inspeccionado. La autoridad competente está autorizada para interdictar
mercadería si es necesario.
En medio de
la polémica por la importación, para Luis F. Calvo, de Grupo Agros, “si bien
para el productor es una buena noticia (la baja de precios), hay que encontrar
un balance que permita un costo razonable al productor y cuidar la industria de
fitosanitarios”.
Radiografía
del mercado de agroquímicos
US$ 416
millones
fue el
ahorro para los productores en agroquímicos producto de la baja de precios en
el mercado en general. La mayor caída de valores fue en el caso del glifosato
con US$ 226,9 millones. La caída de precios en fungicidas representó 15,9
millones de dólares, en herbicidas selectivos US$ 145,9 millones y en
insecticidas 18,1 millones de dólares, entre otros productos clave.
US$ 500
millones
Es la suma
que en equivalente en stocks habría quedado en los canales de distribución
hacia fin del año pasado, lo que llevó a una política agresiva de las empresas
para desprenderse de productos. Hubo presión de las multinacionales
involucradas en los procesos de compras y fusiones a nivel global por vender
más a fin de año y cumplir así con los compromisos de sus casas matrices.
18 por
ciento
cayó el año
pasado la exportación de productos formulados del rubro. De 76,9 millones de
litros de 2015 se pasó a un volumen de 63,2 millones de litros. Las
exportaciones de formulados de la industria vienen en caída desde 2013. Ese
año, el sector había exportado por un nivel de 101,2 millones de litros y 490.5
millones de dólares. En 2016,en valor se exportó por US$ 324,6 millones.
Fuente:http://www.lanacion.com.ar/2036168-aluvion-de-agroquimicos-sobreoferta-caida-de-precios-mas-importacion-y-una-industria-alerta