Escuela entre las sojas:
Clausuran las instituciones por avance de monocultivo
Invadida.
La escuela Toro Ñu, pintada de verde, permanece rodeada de soja y maíz.
René
González Ramos, Kiara Coronel y Carlos Aquino
Al menos
siete instituciones educativas de la zona de Tacuatí, San Pedro, fueron
abandonadas por la migración de las familias y tuvieron que cerrarse por la
escasa cantidad de estudiantes.
Rodeada
de cultivos de soja encontramos el pequeño espacio de lo que hasta el 2015 fue
la escuela Toro Ñu, de la localidad que lleva el mismo nombre, en San Pedro.
Es un
establecimiento de madera y techo de zinc abandonado por la migración de
familias que vendieron sus parcelas para el cultivo de la soja. En el fondo,
restos de tareas en papel de doble raya y cartones de leche de la merienda
escolar todavía permanecen en el patio, como un recordatorio de lo que fue
hasta hace poco este lugar: un espacio donde los niños estudiaban, soñando en
un país mejor.
Los
hormigueros y nidos de teju son los que copan ahora la escuela Santa Rosa, de
la zona de Castillo Cué, también en Tacuatí. Esta institución fue abandonada a
mediados del año pasado, por la misma razón, la migración.
En este
caso el recordatorio de lo que fue esta escuela permanece en una lección
olvidada en la pizarra.
Los
bosques van desapareciendo en el sitio, reemplazados por el monocultivo de
soja, trigo o maíz.
Así como
desaparece la floresta, las familias abandonan el lugar vendiendo sus tierras
al mejor postor. Los que mejor pagan son los menonitas, según admiten desde el
MEC.
La
pobreza extrema, la falta de asistencia y apoyo a la agricultura familiar, son
motivos que obligan a miles al desarraigo, donde luego forman cordones de
pobreza en las cabeceras departamentales o las principales ciudades del país.
Sin
control. En un recorrido por el distrito se ve claramente que no se cumplen
normas ambientales como la protección de caminos vecinales o espacios mínimos
de 50 metros entre las poblaciones y las plantaciones, según dicta la Ley Nº
3742 de la Senave.
"El
cultivo de la soja está despoblando la comunidad, las escuelas se están
cerrando en varios lugares", comentó el profesor Pablo Duarte, dirigente
de la Organización de Trabajadores de la Educación (OTEP - SN) en San Pedro.
Choré,
Santa Rosa, Nueva Germania son otras localidades afectadas por este drama,
según este sindicato.
Un
informe del MEC que data del 2011 indica que eran alrededor de 500 las
instituciones educativas de todo el país afectadas a los sojales, según
referencia del Servicio Paz y Justicia (Serpaj).
LA CIFRA
45
escuelas de San Pedro están en peligro máximo, siendo el departamento más
afectado por falta de infraestructura.
Supervisor
dice que Gobierno debe frenar venta de tierras
El
supervisor administrativo de Tacuatí, Ángel Ayala, comentó que las familias de
este distrito venden sus parcelas principalmente a los menonitas. Explicó que
esta comunidad es la que mejor paga por las chacras, para luego transformarlas
en cultivos de soja, principalmente.
Otro
drama es la falta de trabajo en la zona, problemática que termina afectando a
las escuelas públicas.
"Cuando
no hay mucho acceso al trabajo también se ve la migración, los jóvenes, por
ejemplo, viajan para estudiar y luego ya no vuelven", comentó el
representante del MEC.
"El
Gobierno debe ver una forma de frenar la venta masiva de tierras, porque las
familias después quedan como campesinos sin tierra", agregó.
Informó
que de acuerdo con los datos oficiales, son tres las escuelas que cerraron por
la soja desde el 2015 hasta lo que va de este año lectivo.
Una vez
que las escuelas quedan con menos de 10 alumnos se cierran y tanto docentes
como alumnos, si es que quedan en los alrededores, son reubicados a otros
centros educativos.
Acerca de
las fumigaciones, Ayala dijo que desde lo educativo buscan orientar acerca de
los peligros que implican las fumigaciones si es que entran en contacto con la
gente. "Las comisiones vecinales deben supervisar esto", refirió.
Docentes
presentaron expo "La educación de los pobres"
Los
excesivos recorridos de los maestros taxi, la falta de capacitaciones y la
escasa infraestructura escolar fueron los principales temas en la expo "La
educación de los pobres", que organizó ayer la Organización de Trabajadores
de la Educación (Otep - SN).
Los
educadores exigieron igualmente el cumplimiento del salario básico profesional,
que implica un aumento del 32% en el salario a partir del año que viene.
"Trabajamos
en precarias condiciones y buscamos que en lo posible esto no afecte tanto a
los estudiantes, que también vienen de múltiples necesidades, afectados por la
pobreza del país", apuntó la gremialista Blanca Ávalos.
Para los
profesores, el aumento del PIB en educación es el principal pilar para observar
cambios en el sector.
"Si
no aumenta el presupuesto para la educación, el salario básico profesional del
docente no se cumplirá y las escuelas también seguirán con gran déficit",
expresó Ávalos frente al Panteón de los Héroes, donde desarrollaron el
encuentro.
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