Sede de
Petrobras en Río de JaneiroPetrobras: la demolición de la segunda petrolera del
mundo © AP Photo/ Silvia Izquierdo
12.08.2017 Raúl
Zibechi
La petrolera
estatal Petrobras, fundada en 1953 por Getúlio Vargas como monopolio estatal
para la explotación de petróleo, alcanzó la cima en 2010 con la mayor
capitalización en la historia, al recaudar 72.000 millones de dólares.
Ese año el
valor de mercado de Petrobras alcanzó los 283.000 millones de dólares, lo que
la convertía en la segunda petrolera del mundo sólo detrás de la estadounidense
Exxon.
Los planes
de desarrollo fijados por la empresa para el período 2010-2014 eran grandiosos,
ya que se proponía duplicar la producción para 2020 con cinco millones de
barriles diarios, la mayor parte provenientes de la plataforma marítima donde
se descubrieron los mayores yacimientos de crudo del mundo en muchos años.
En 1970
Petrobras sólo producía 200.000 barriles diarios, mientras la demanda era cinco
veces mayor. La empresa dedicó todos sus esfuerzos a la búsqueda de crudo en
aguas oceánicas profundas (off shore), ya que el país no tiene importantes
yacimientos en su territorio. Petrobras se convirtió en la empresa de
vanguardia en el mundo en la exploración en aguas ultraprofundas, con grandes
inversiones en tecnología.
Fue así como
entre 2006 y 2007 se encontraron yacimientos de calidad media y alta en
profundidades de ocho mil metros, debajo de una gruesa capa de sal de dos a
cuatro kilómetros de espesor. Por eso los yacimientos se denominan pre-sal, o
Amazonia Azul para la Marina que es la encargada de protegerlos.
Con el
descubrimiento de esos yacimientos el valor de Petrobras se triplicó, aún antes
de la capitalización de 2010. En 2006 el país alcanzó la autosuficiencia y se
proyectaba que en 2020 Brasil estaría entre los cinco mayores productores de
petróleo del mundo.
Entre los
planes de inversión figuraba la construcción de 50 plataformas marítimas, que
debían alcanzar entre un 60 y 80% de "contenido nacional", y se llegó
a planificar la construcción de "ciudades sumergidas" a dos mil
metros de profundidad sobre los lechos marinos, donde se pudieran instalar los
equipamientos que funcionan en las plataformas, con alto grado de
automatización y robotización.
Petrobras
contaba con 63 sondas de perforación, 134 plataformas, 13 refinerías, más de
320 naves y reservas de 16,5 billones de barriles de petróleo en 2014.
¿Qué sucedió
para que la segunda petrolera del mundo en 2008 cayera en 2017 al puesto 24 y
al 399 en el ranking general de Fortune?
Hay tres
factores que lo explican. El primero es la abrupta caída de los precios del
petróleo cuando la empresa estaba fuertemente endeudada por su ambicioso plan
de inversiones. En 2014 Petrobras tuvo su primer déficit desde 1991, de casi
10.000 millones de dólares, algo que se repitió en 2015, mientras el fondo de
pensiones de la empresa, Petros, tuvo un déficit acumulado de siete mil
millones de dólares hasta 2016.
El segundo
es la investigación de la justicia conocida como Lava-Jato, que tuvo en
Odebrecht y en Petrobras sus dos ejes principales. Es muy difícil cuantificar
las pérdidas de la empresa por corrupción, pero algunas fuentes la estiman en
casi 14.000 millones de dólares, unos 42.000 millones de reales. En todo caso,
el desprestigio es un daño imposible de cuantificar.
El tercer
factor es la política adoptada desde que asumió el Gobierno Michel Temer. Se
trata de un programa de privatizaciones que la Federación Única de los
Petroleros (FUP) denunció en su Congreso Nacional, realizado a comienzos de
agosto, afirmando que Petrobras está siendo desmontada por el actual Gobierno.
El sindicato
sostiene que entre las unidades a ser privatizadas figuran campos de petróleo,
refinerías, fábricas de fertilizantes y usinas de biodiesel cuyos valores
fueron depreciados por la dirección de la empresa en 112.000 millones de reales
(36.000 millones de dólares), lo que supone "un prejuicio 17 veces mayor
que las pérdidas financieras que Petrobras registró por los crímenes de corrupción".
La FUP
denuncia que Pedro Parente, presidente de Petrobras nombrado por el actual
Gobierno, "está donando a extranjeros subsidiarias lucrativas y
estratégicas, como Liquigas y BR", operaciones que "dejarán al
consumidor brasileño a merced de oligopolios privados".
Según el
sindicato, la dirección de Petrobras "entregó campos gigantescos del
pre-sal a las multinacionales a precios irrisorios". La noruega Statoil se
hizo con el campo Carcará, de 6.000 millones de barriles, por el equivalente de
0,70 dólares el barril. La francesa Total fue beneficiada con los campos Iara y
Lapa, con 850 millones de barriles probados, pagando menos de 2,50 dólares el
barril.
Este
desmonte de Petrobras hizo caer las reservas a menos de 9.000 millones de
barriles (estaban en 16.000 millones), lo que implica un fuerte retroceso para
la petrolera y para el Estado brasileño.
Hasta ahora
han sido despedidos 13.270 empleados de los más de 80.000 que tenía la empresa,
y hay alrededor de 40.000 trabajadores tercerizados que perdieron sus puestos
de trabajo como consecuencia de la crisis de Petrobras. Peor aún, las
inversiones previstas cayeron un 75%, por lo que la recuperación de la empresa
está cada vez más lejos.
Una
petrolera estatal es un activo estratégico para cualquier país. En el caso de
Petrobras, el manejo del petróleo es una cuestión de soberanía pero también de
desarrollo. Existía un acuerdo sobre los recursos del pre-sal, para que el 75%
de las royalties fueran destinadas a la educación y el 25% para la salud. En
diez años se esperaba inyectar 112.000 millones de reales en la educación
(37.000 millones de dólares).
Perder esa
oportunidad por la vertiginosa privatización de la empresa, implica que Brasil
no podrá usar el petróleo para levantar vuelo y desarrollarse como una de las
principales naciones del mundo.
Sergio
Gabrielli, expresidente de Petrobras, dijo durante el congreso de los
petroleros que la sustitución del petróleo por otras energías "va a
demorar mucho tiempo, por lo menos 40 a 50 años". Por eso, "la
disputa por las reservas es un elemento central de la geopolítica mundial,
razón por la cual los conflictos actuales están ligados al acceso al
petróleo".
LA OPINIÓN
DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK