El ANMAC como enemigo de los legítimos usuarios

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Por: Hernán Rodríguez
Comentan mecanismo del próximo plan de desarme:
en un edificio conocido de la Calle Bmé Mitre y Paraguay, en su segundo piso, una empleada comentó que el plan de desarme consisitirá en un vale a cambio de del arma entregada. Dicho vale será cambiado en agencias de Rapipago por dinero en efectivo. Pero lo que es peor, por cada operación realizada en esas sucursales el gobierno pagará a la empresa $35. Vale decir que si alguien entrega unas municiones viejas, también cobrará Ra
pipago los 35$ mencionados. Resulta destacable que el dueño de Rapipago, de iniciales F.M, es un conocido megaempresario de fuertes vínculos (y comisiones) con los chinos y padre de un personaje apodado "Freddo", de gran relevancia desde fines de 2015.
Por otra parte, Ya fue aceptada por el Juzgado asignado LA PRIMERA de las denuncias penales contra la directora del organismo regulador de las armas de fuego en este país, Natalia Gambaro. El denunciante realizó UNA SEGUNDA denuncia que está en curso y hay otro abogado que presentó UNA TERCERA DENUNCIA por asociación ilícita y otros delitos contra la misma imputada. Esto tiene sumamente preocupados a muchos empleados del edificio, ya que saben que al menos 15 (quince) serían llamados a declarar con relación a los delitos cometidos. Varios de ellos dicen que no se callarán nada, ni siquiera sobre la conveniencia de realizar rinoscopías desde el 5to piso hasta el 1ro. Se esperan además varios amparos antes de la puesta en marcha de la infamia de los psicofísicos. Hace pocos días la directora aseguró que los psicofísicos son truchos a menos que los haga la empresa designada. No son pocos los profesionales médicos y psicólogos decididos a presentar amparos contra el negociado avalado oficialmente.

El ANMAC como enemigo de los legítimos usuarios
Por Gustavo Rubio para Decilo Fuerte
Con las medidas tomadas en los últimos tiempos, el ANMAC se ha transformado, lisa y llanamente, en el principal enemigo de los legítimos usuarios. Un ente que sólo tenía como misión el registro de armas y que después se le sumó el control de determinadas medidas (la historia del RENAR devenido en ANMAC será para otro momento) termina generando obstáculos que atentan con los derechos de los ciudadanos, afectan la actividad de los profesionales en distintos ámbitos y fomentan la ilegalidad al dejar afuera del sistema a la gran mayoría de los legítimos usuarios. Parece ser que la mentirosa doctrina de Aníbal Fernández, quien supo estar a cargo del RENAR en su paso por el Ministerio de Justicia y DDHH, de “Tener un arma en Argentina es un privilegio” no sólo es repetida por los desarmistas de a pie, sino que se ha hecho carne en algunos estamentos del nuevo ente. La Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMAC) fue creada por la Ley 27192 en octubre de 2015 para reemplazar al RENAR y es un ente descentralizado en el ámbito del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Sigue con su autarquía económica financiera (se bancaría solo para ponerlo en bruto y con todo lo peligroso que esto generaría en manos de algunos que buscan hacer caja con la burocracia), tiene personería jurídica propia y capacidad de actuación en el ámbito del derecho público y privado. Digamos que sinceraron el funcionamiento de lo que venía haciendo el RENAR y sirvió para, en el revoleo del cambio de gobierno y lluvia de investigaciones al previo, embarrar la cancha en algunas cosas. Todos sabemos que en la mudanza siempre se pierden cosas y no es de extrañarse que en el caso de la Agencia de Materiales controlados, durante el cambio de collar del perro, las pulgas y garrapatas hayan podido zafar.
A este ente, que continúa con su misión de aplicar, controlar y fiscalizar la Ley Nacional de Armas y Explosivos 20.429 (con sus puntos bastantes cuestionables), se le suman “la cooperación en el desarrollo de una política criminal en la materia, el desarrollo e implementación de políticas de prevención de la violencia armada y todas aquellas funciones asignadas por ley que la creó”. O sea que deja de ser el registro bien aceitado que alguna vez fue copiado por Canadá y pasa a ser otro organismo de control social para las personas dentro de la ley como viene pasando durante los gobiernos autodenominados “progresistas” (socialismo populista del siglo XXI). Al agregársele estas funciones extras, las personas que registran sus armas, pasan a engrosar una lista de personas, cuanto menos, dudosas para el gobierno de turno. Registrar un arma termina siendo un hecho casi incriminatorio a los ojos del estado que sigue la agenda turbia de los desarmistas en vez de ser un acto administrativo de las personas honestas..
Dentro de las facultades del ANMAC están la clásica montaña de atribuciones aglutinadas en un solo ente, típicas de un estado poco acostumbrado a las libertades republicanas como la Argentina, que son las de “registrar, autorizar, controlar y fiscalizar toda actividad vinculada a la fabricación, comercialización, adquisición, transferencia, traslado, tenencia, portación, uso, entrega, resguardo, destrucción, introducción, salida, importación, tránsito, exportación, secuestros, incautaciones y decomisos; realizada con armas de fuego, municiones, pólvoras, explosivos y afines, materiales de usos especiales, y otros materiales controlados, sus usuarios, las instalaciones fabriles, de almacenamiento, guarda y comercialización; conforme las clasificaciones de materiales controlados vigentes, dentro del territorio nacional, con la sola exclusión del armamento perteneciente a las fuerzas armadas. Administrar el Banco Nacional de Materiales Controlados y la red de depósitos que formen parte del mismo. Efectuar la destrucción, con carácter exclusivo y excluyente en todo el territorio nacional, de todo material controlado en el marco de las leyes 20.429, 25.938, 26.216. Determinar los métodos y procedimientos de destrucción de materiales controlados, garantizando su eficacia, eficiencia y sustentabilidad en relación con el medio ambiente. Llevar un registro único de información. Conformar y mantener actualizado un banco nacional informatizado de datos”. Hasta acá, sin ponerse a hilar finito y dejando de lado la dignidad de los individuos dentro de una República, todo más o menos pasable a primera vista y hasta puede ser comprensible, pero dudosamente justificable para quienes abogan por una sociedad madura y libre.
Ahora bien, a lo anterior se le sumó una serie de atribuciones que ampliaron el mero ámbito registral y técnico. Es así que ahora puede “Realizar programas de concientización y sensibilización sobre desarme y control de la proliferación de armas de fuego en la sociedad, que promuevan la cultura de la no violencia y la resolución pacífica de los conflictos. Realizar campañas de regularización de la situación registral de las personas que tengan bajo su poder armas de fuego, de los materiales controlados y de las actividades relacionadas. Organizar y dictar cursos y seminarios de formación a técnicos y funcionarios cuyo desempeño se vincule con la materia. Asimismo, capacitar a las organizaciones de la sociedad civil, universidades, organizaciones territoriales, barriales, medios de prensa, nacionales o internacionales. Establecer sistemas de control ciudadano para las autorizaciones que la agencia otorgue, contemplando especialmente mecanismos que contribuyan a la prevención de la violencia de género. Llevar adelante políticas de intercambio de información respecto de la normativa y los procesos con organismos extranjeros dentro del marco de la cooperación internacional. Realizar programas de investigación sobre el mercado de armas, su uso y sus consecuencias, que puedan ser relevantes para la adopción de políticas estratégicas. Evaluar y analizar la efectividad de las normas técnicas y legales y realizar propuestas de modificaciones a los órganos correspondientes.”
Si leemos con atención podemos apreciar que el segundo listado de atribuciones poco tiene que ver con la naturaleza primera del ANMAC. Es más, hasta juega en contra. Enumera una serie tareas que hacen que la agencia ocupe su tiempo y recursos en actividades y objetivos que en un futuro consolidarán en la Argentina las políticas de desarme civil como sucedió en el México manejado por narcos, la amenazada y secuestrada Colombia y la ensangrentada Venezuela. Ese segundo y nuevo listado de atribuciones y tareas implicarían la injerencia de otros estamentos del estado, poniendo en peligro la autarquía del ANMAC, su descentralización y personería jurídica. Pero acá no termina el problema. Si ponemos en otras palabras las atribuciones del ANMAC podemos decir que tendría la facultad iniciar o de coordinar acciones, de manera sola o en conjunto con otros organismos y agencias para: 1) Subir el precio de las armas y municiones 2) Reducir el número y tipo de armas para la venta 3) Disminuir la promoción/marketing 4) Reducir el número de puntos de ventas 5) Incrementar los obstáculos para la posesión (licencias restrictivas/ampliar el monitoreo, entrenamiento, minimizar el tamaño de los arsenales) 6) Aumentar la responsabilidad de los propietarios (registro, seguridad de almacenaje, responsabilidad) 7)Reducir la portación de armas (restricciones por área, época del año, tipos de armas, obstáculos para calificar) 8) Estigmatizar a dueños y portadores de armas de fuego. 9) Imponer condiciones a vendedores/fabricantes, incluyendo productos estándar y prohibidos 10)Restringir/detener la oferta de municiones.
Ese resumen, ese decálogo, no es otra cosa que un listado de recomendaciones que aparece en el manual de cabecera de la Red Argentina para el Desarme, para combatir TODA tenencia de armas y sólo aplicables al ámbito legal. Hay que recordar que la RAD asesora al ANMAC y que, como vemos, sus objetivos primarios fueron incorporados formalmente en la creación del ente en el 2015.
Sobran los ejemplos de la puesta en práctica de dichos conceptos. Con la licitación ganada por Dienst Cunsulting SA que incluye un aumento del costo del 650% por sobre el valor del mercado en parte de los trámites, vemos que el punto número cinco del decálogo desarmista se está aplicando. Los otros puntos ya se vienen aplicando desde hace tiempo. Por ejemplo: El número de armas y tipo está limitado (formularios y costos para distintas categorías según cantidad de armas, calibres prohibidos etc), las armerías no pueden exhibir armas en sus vidrieras, casi no se entregan portaciones, la variedad de municiones el limitada (con los peligros que llevan las puntas no deformantes para uso policial), las medidas de seguridad exigidas a los grandes usuarios sobrepasan incluso las medidas de seguridad exigidas a dependencias del estado (fiscalías, etc)… un etcétera grande como el curro que esto puede generar.
Lo peor: tantas líneas y nunca se habla de armas legales e ilegales en la formación del ANMAC. Cabe preguntarse entonces para quienes funciona el ANMAC ¿Quiénes asesoran al ente? ¿Son los mismos que asesoraron a Chavez en el 2006? Es el momento de replantearse cuál es el sentido que tiene el ANMAC y cuál debería ser su deber. ¿Es un registro solamente? ¿ ¿Quiere combatir a las armas ilegales o está combatiendo a los legítimos usuarios? ¿Por qué?
Sólo preguntas que a la luz del desbarranco que viene teniendo, hace pensar que el ANMAC, así como está, atenta contra los usuarios legales de armas. Estamos en una nueva etapa en donde los errores deben subsanarse, donde las políticas malintencionadas deben dejarse de lado y sobre todo y frente a la evidencia de lo que pasa en Venezuela o México, saber que el desarme civil mata. Espero sinceramente que hagan historia cambiando y replanteando lógicamente el tema de las armas legales en el país y sobre todo, que el ANMAC deje de ser el enemigo de las personas que están dentro de la ley.