El fiscal Nisman en el Congreso
Judío Latinoamericano
Por José Cornejo
El fiscal especial para el caso
AMIA, Alberto Nisman, los acusa de “confabulación criminal”. Según el diario
Infobae, la curiosa figura penal es "decidir, negociar y organizar la impunidad
de los prófugos iraníes en la causa AMIA con el propósito de fabricar la
inocencia de Irán" en la investigación por el atentado perpetrado en
Buenos Aires en 1994.
Nisman se basa en las escuchas de
un ciudadano iraní (sin cargo diplomático de ningún tipo), Jorge Alejandro
"Yussuf" Khalil, supuestamente “el verdadero poder real”. Este
¿tapado? habría dicho en mayo de 2013 que “los tipos quieren restablecer
relaciones, que lo van a hacer multidimensionalmente eso. Tiene que ver con
establecer relaciones entre los dos Estados. El tema que necesita Argentina es
petróleo... hay un verdadero interés en empezar y entablar las relaciones
comerciales de gobierno a gobierno".
En base a esta singular escucha,
el fiscal pidió 200 millones de pesos de embargo a la presidenta y además de
Esteche, amplió la indagatoria al responsable de La Cámpora, Andrés Larroque,
el canciller Héctor Timerman y el referente de MILES Luis D´Elía.
El fiscal hizo la presentación en
el juzgado federal de Ariel Lijo, coincidentemente, uno de los magistrados del
mediático caso Ciccone. El pedido fue hecho durante la feria judicial, por lo
cual es posible que el tribunal no dé respuestas hasta febrero.
Al mediodía, el líder de
Quebracho salió a tuitear: “¿No resulta desproporcionado que humildes
militantes populares nos compartan acusación c/ figuras de semejante capacidad
política?”. “¿Por qué Nisman no investiga y busca la verdad en lugar de
someterse a las hip de trabajo de sus jefes del gobierno terrorista de
Netanyahu?”. “¿No habría q denunciar al fiscal Nisman x impedir q se busque la
verdad en causa AMIA persistiendo en las hipot del delincuente juez Galeano?”.
Consultados por AGENCIA PACO
URONDO, Esteche, D´Elía y Larroque prefirieron no hacer declaraciones hasta no
saber exactamente de qué va la causa.
A las 13 salió el secretario
general de presidencia, Aníbal Fernández, a señalar que “es un manotazo de
ahogado” y que en realidad tiene que ver con la intervención de la Secretaría
de Inteligencia (SI). Como fue señalado anteriormente, la SI ha sido sospechada
de proveer escuchas a los medios y jueces opositores.
La ofensiva judicial contra el
activismo político adelanta el escenario 2016 de revancha social que el
establishment está esperando.
La historia de involucrar a Irán
en el atentado contra la AMIA no es nueva: a fojas 7213 del Cuerpo 36 se
informa que una de las agendas de Telleldín apareció recortada y que apareció
también, en la casa del entonces sospechoso (ahora liberado por el Tribunal
Oral), “un papel” que decía “Embajada Islámica de Irán”. Telleldín tuvo que
escribir unas veinte veces aquello de “Embajada Islámica de Irán” y fue
sometido a una pericia caligráfica (como si el hecho de portar esas palabras en
un papel configurara un delito). A fojas 26.988 se observa que los peritos
Picasso, Giménez, Noguera, Comba y Anzorena “no encontraron similitudes entre
la letra del papel y la de Telleldín”.
El recorte llegó a la agenda de
Telleldín “plantado” y quizá provenga del mismo jardín en el que se plantó el
motor de la Trafic, como veremos más adelante. La insistencia de Estados Unidos
e Israel en involucrar a Irán en el atentado no es ideológica sino estratégica:
nadie en su sano juicio podría defender a Irán, con un presidente proclive a
las declaraciones nazis y serias violaciones a los derechos humanos en el
interior del país, pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, con
perdón de la tautología.
Si, como todo indica, el atentado
llegó de Siria, la estrategia de involucrar a Irán se vuelve mucho más clara:
- Desde la Guerra del Golfo el
régimen de Damasco es aliado de Estados Unidos contra Irak.
- Siria e Israel disputan parte
de los territorios ocupados (las Alturas del Golán), y culparlos de la AMIA
agregaría otra piedra en un camino lleno de obstáculos para esa relación cada
vez más tensa en la frontera norte de Israel.
La investigación de la AMIA está
montada sobre pies de barro: uno de ellos, quizás el más significativo, es la
supuesta existencia del coche bomba al que sólo una testigo vio. María Nicolasa
Romero, enfermera de la Policía, declaró en la causa que esa mañana fue
sorprendida por la explosión junto a su hijo y su hermana, mientras se dirigían
a un jardín de infantes vecino. “Mientras caminaban por la vereda impar de
Pasteur al 600 (N del A: la misma de la AMIA), el niño se soltó de su mano y
comenzó a correr, por lo que ella y su hermana debieron apurar el paso hasta
darle alcance en la esquina de Pasteur y Tucumán; que al descender de la
calzada para iniciar el cruce los tres se vieron obligados a retomar la vereda
para evitar ser atropellados por una camioneta color beige que lentamente
circulaba por Tucumán y, para tomar Pasteur, giró hacia su derecha en forma
cerrada”. En ese segundo, quizá segundo y medio, Nicolasa pudo proteger a su
hijo, volver a subir el cordón, ver el rostro del conductor y advertir que
poseía rasgos árabes. Si el cargo de director de la CIA estuviera vacante,
Nicolasa debería ocuparlo. Su hermana, a fojas 165 del expediente, no vio el
coche bomba.
Un equipo de investigación
dirigido por el autor de estas líneas y formado por once personas investigó el
atentado y descubrió por lo menos a diez testigos sobrevivientes que estaban
mucho más cerca de la puerta de la AMIA que Nicolasa y nunca vieron a la famosa
Trafic. En estas páginas se reproduce un mapa con su ubicación y datos
personales:
1) Juan Carlos Alvarez, el
barrendero que se acercaba al volquete que estaba en la puerta de la AMIA
mirando hacia ahí, y sobrevivió de milagro.
2) Daniel Joffe, el electricista
que reparaba el carburador de su Renault a menos de quince metros, con el auto
ubicado según el sentido del tránsito y perfecta visibilidad de la puerta.
3-4) Los policías Bordón y Guzmán
(uno en el bar Caoba y otro apoyado en el patrullero).
5) Gustavo Acuña, que cruzaba
desde un negocio vecino hacia el kiosco de Marcelo Fernández.
6) Adriana Mena, empleada de la
imprenta frente a la AMIA.
7) La vecina María Josefa
Vicente, en el balcón del tercer piso de Pasteur y Tucumán, mirando hacia la
calle.
8) Gabriel Villalba (empleado de
la empresa de equipamientos odontológicos Narbi-Herrero), que estaba en Pasteur
675 cargando un aparato en una pick-up Dodge estacionada en doble fila.
9) Alejandro Benavídez, dueño del
bar Catriel, que cruzaba Pasteur en dirección a Tucumán.
10-11) Los colectiveros que se
acercaban por Tucumán hacia Pasteur.
12) Rosa Barreiro, que llevaba de
la mano a su hijo Sebastián y estaba a menos de cinco metros: no escuchó ni el
motor de la Trafic, ni el chirrido al subirse al cordón.
Los automóviles que circulaban
por Pasteur hacia Lavalle.
Como ya comentamos, el detective
Nisman dio crédito a diversos informes de la SIDE, como los que en 2003
concluyeron que “quien condujo el coche bomba fue el miembro del Hezbollah
libanés Ibrahim Berro”. La versión de Berro, en verdad, provenía del FBI y fue
reprocesada por los espías locales. Nisman le exhibió las fotos de Berro a
Nicolasa y no lo reconoció, aunque aclaró que “era un muchachote como éste, de esta
contextura” y que “veía un parecido en el rostro”, pero aclaró “que no estaba
totalmente segura”. Luego se supo, según la familia de Berro, residente en
Estados Unidos, que Ibrahim murió en 1994 en Talousah bajo el ataque de un
helicóptero israelí.
Otros datos sobre la supuesta
Trafic merecen ser mencionados:
- Ningún testigo quiso firmar el
acta de “descubrimiento” del coche bomba.
- El acta de secuestro del motor
tampoco fue firmada por los bomberos.
- Eduardo Magnano, jefe técnico
de CIADEA (Renault), escuchaba la radio a dos horas del atentado y recibió la
visita de una comisión policial con un paragolpes en la mano. Querían saber si
era el paragolpes de una Trafic (fojas 29.480).
- El POC (Departamento de
Protección del Orden Constitucional) y la SIDE pincharon el teléfono de
Telleldín cinco días antes de que el motor de la Trafic fuera
“descubierto”.
- La Trafic, según consta en el
expediente, tenía el motor de un modelo y la carrocería de otro. Lo que sí se
veía clarito era el número del block: 2.831.467.
En su acusación, el detective
Nisman vuelve a transitar un mito demasiado viejo: que el explosivo llegó desde
el exterior, en este caso “en 1990 desde Brasil, porque los iraníes habían
encontrado posibilidades de almacenar este tipo de materiales”. Según las
pericias, la AMIA fue volada con amonal, un explosivo compuesto por nitrato de
amonio (un fertilizante) y polvo de aluminio (sirve, por ejemplo, para teñir
pinturas de color plateado). En ocasión de nuestra investigación, envié a un cadete
–ex profeso sin documentos– a comprar nitrato y polvo en un comercio a cinco
cuadras del Obelisco. Lo único que le pidieron fue el número de CUIT. Después
mostré por televisión lo complicado de conseguir un explosivo en Argentina.
LA PISTA SIRIA
Con respecto a las motivaciones
políticas del atentado, Nisman (¿o deberíamos decir la línea
Galeano-Nisman-Canicoba?) habla de una cuenta, de dos cuentas, de una cuenta de
Irán, de una cuenta numerada en un banco que nunca se encontró, de un depósito,
de dos depósitos, de diez millones, de doscientos millones, del atentado contra
la AMIA, del atentado contra la Embajada de Israel, de distintos enviados, de
distintos contactos, de mensajes de Menem, de mensajes a Menem, etc., etc.,
etc.
La llamada “pista siria” se dejó
de lado en la “investigación” de Galeano:
- En 1988 Menem visitó el país de
sus antepasados y buscó allí ayuda financiera para su campaña. Los sirios le
aportaron, según diversas fuentes, unos cuarenta millones de dólares. Este dato
fue confirmado a los periodistas Norberto Bermúdez y Carlos Torrengo por el
dominicano Nemen Nader en Madrid.
- Menem prometió entonces a los
sirios y los libios la entrega del misil Cóndor y protocolos de transferencia
de tecnología nuclear. Los planos del Cóndor terminaron en el Pentágono, el
acuerdo nunca se produjo y la plata nunca volvió a su origen.
- Hay quienes piensan que el
acuerdo con Siria era mayor: Siria tiene un lucrativo comercio de heroína y
opio en el valle de la Bekaa, y es el principal exportador de heroína a Europa.
Eso genera excedentes financieros de dinero negro que, por aquel entonces,
buscaron sin éxito lavarse en Buenos Aires.
- Las figuras de Ibrahim al
Ibrahim a cargo de la Aduana en los primeros años de Carlos Saúl y la cotidiana
presencia de Monzer Al Kassar, ciudadano sirio con nacionalidad argentina, el
Yomagate y las inversiones de Abdala Rashid al Aalí en Santiago del Estero
completan la cantidad de sirios por metro cuadrado necesaria como para empezar
a preguntarse sobre el punto.
- “Esta bomba me la pusieron a
mí”, fue lo primero que dijo Carlos Menem al enterarse del atentado en la calle
Pasteur.
- Esta bomba me la pusieron a mí.
Después, preguntó por Zulemita.
Su hija no vivía ni estudiaba en el Once. Al año siguiente su hijo moriría en
un confuso accidente en San Nicolás.
Según el entonces ministro de
Economía, Domingo Cavallo, Menem estaba convencido del origen sirio del
atentado. Cuando poco antes de salir del gobierno recibió en la Casa Rosada al
Premio Nobel de la Paz Eli Weissel, Menem le dijo que conocía el origen y los
autores del atentado contra la Embajada de Israel, pero que no podía hacerlo
público. Weissel le relató esta extraña conversación al entonces procurador
general de la Nación, Angel Agüero Iturbe.
En noviembre de 1994, algunos
meses después del atentado, Menem volvió a pisar Damasco, después de cinco años
de intentarlo. Recién entonces recompuso las relaciones con el país de sus
padres.
“El Hezbollah es la única
organización que realiza atentados con coches bomba”, dice en la acusación de
Nisman el especialista Ariel Merari. Se equivoca: los otros que usan coches
bomba, y a razón de unos treinta y cinco a cuarenta atentados por año, son los
carteles colombianos de la droga.
La causa AMIA, las 113.600 fojas,
568 expedientes, 400 legajos, 1.000 paquetes y 1.500 carpetas se construyeron
eligiendo primero el resultado y luego la forma de llegar a él. Un rápido
repaso de los diarios muestra de modo más que evidente las cortinas de humo:
- 25 de octubre de 1997: Galeano
está dispuesto a seguir la pista iraní. Pidió a Alemania los antecedentes de un
atentado iraní en un restaurante.
- 22 de noviembre de 1997: AMIA:
se vuelve a pensar en Irán. Interrogan al “arrepentido” Moatamer.
- 25 de noviembre de 1997:
Detonarán 350 kilos de explosivo en una Trafic. Lo hará la productora de TV de
Raúl García y Néstor Machiavelli.
- 28 de noviembre de 1997:
Investigan a un nuevo diplomático iraní.
- 29 de noviembre de 1997:
Galeano trajo documentos que involucran a Irán.
- 4 de diciembre de 1997: Estados
Unidos e Israel señalaron a Irán.
- 20 de enero de 1998: Alertan
sobre otro ataque antisemita.
- 6 de febrero de 1998: La Corte
Suprema también le apunta a la Yihad islámica.
- 18 de marzo de 1998: El embajador
israelí Avirán pidió que se responsabilice a Irán.
- 6 de mayo de 1998: El
Departamento de Estado de EE.UU. avala la pista iraní.
- 16 de mayo de 1998: Exigen el
retiro de siete diplomáticos iraníes.
Pasaron ocho años. La canción que
se repite sigue siendo la misma.