Conducta
espantosa de turistas israelíes
André Jouffé | Sábado 18 de febrero 2017
22:06 hrs.
Las estadísticas son evidentes e irrefutables, dos
tercios de los estragos ocurridos en las Torres del Paine corresponden a
turistas israelíes. Lo dicho por los encargados de Conaf ha merecido el desaire
de la Embajada ,pero nada indica que la conducta de estos viajeros haya variado
pese a las nefastas experiencias ocurridas en un pasado reciente.
Lamento mucho que Elizabeth, encargada de Conaf,
haya retrocedido en sus afirmaciones, como si fuera una mujer golpeada por el
marido que luego de la denuncia ante la policía, se retracta.
La cifra es evidente, 23 de los 36 expulsados
corresponden a esta nación. Pero el hecho conductual va más allá. He conversado
con dueños de hostales, en Punta Arenas y Puerto Natales, donde reúnen en una
habitación a cuatro o cinco personas. La conducta de quienes vienen de Israel
incomoda al resto y no es por razones políticas ni religiosas. Es un acto de
desacato, desobediencia, rebeldía, a veces dicho en buen chileno, de demostrar
choreza.
Quienes arriendan vehículos señalan que al
recogerlo suben cuatro, pero a pocos metros montan otros dos. ¿Cuál es ese afán
de ahorro extremo? ¿O un desafío a los “goy”?
En estos meses donde nuevamente aflora el ingenuo
rumor de que el sionismo quiere apoderarse de un sector de Tierra del Fuego,
estos hechos agudizan esta suerte de comentarios primitivos. Si uno revisa la
lista de propietarios del territorio, podrá apreciar que no figura ningún
judío.
El tema más que de los judíos es de los sabras, de
aquellos que provienen de Israel. Se esgrimió que eran personas enviadas a un
turismo paradisiaco para evadirse de los traumas de vivir en un país en guerra
permanente. Un recreo terapéutico, pero sin monitores. De manera que estos
actos de usar cocinas a fuego, de ingresar a las reservas a horas en que no hay
control, de usar refugios sin pagar profitando de que en ese momento no hay
vigilancia, solo fomentan una ola antisemita de la cual pagan las consecuencias
todos los miembros de la comunidad judía. Y caricaturizan la famoso don
jacoibo, vetado en Condorito.
Porque no son judíos chilenos ni argentinos o de
los Estados Unidos quienes provocan, son de nacionalidad israelí.
En los hostales habían decidido poner letreros no
jews allowed, no se permiten judíos, pero luego de una seria reflexión optaron
por solo acoger a israelíes individualmente, no en grupo. Gritan, tienen malos
modales (incluso en la mesa), son mal educados porque es cierto, siendo Israel
un país donde hay mucha culturas, esto no queda demostrado en el exterior.
Y me resulta, como descendiente de judíos, doloroso
reafirmar que, por ejemplo, en el Hotel Select de Cannes, durante el festival,
muchos nos quejábamos en la administración al momento de llegar equipos de
televisión de Israel. A cualquier hora de la noche, portazos iban y venían, se
gritaban de un piso a otro.
De tanta guerra, de tanto delirio de persecución
recibido e irradiado a quien ose criticar su prepotencia y terror en contra de
los palestinos, algo extraño ha ocurrido en su idiosincrasia: no dejarse
atropellar como nuestros abuelos, Bien, una cosa es la concesión, pero otra, la
provocación.
Intolerantes, fascistas, discriminadores (aun se
refieren a las mujeres cristianas como shikse, un término peyorativo), su fama
va de mal en peor. Y es probable que de un momento a otro en muchos lugares
aparezcan letreros (visibles o verbales) con el no jews allowed, como ocurría
en el Country Club de Santiago de Chile en los años cincuenta, o hasta los años
setenta en los clubes de golf sofisticados de los Estados Unidos.
Me da pena, me siento avergonzado, pero una cosa
son los judíos de la diáspora y otros los que habitan el eretz (tierra).
Asimismo, los ortodoxos, nada que ver con esto, pues aun desconocen la
existencia de Israel hasta que llegue su Mesías. Quizás algunos sean impopulares
como don Francisco y Farkas, pero no se pueden meter en el mismos saco. Los que
vienen son neandertales, desafiantes, sobre lo cual mucho puedo escribir.
Domados bajo el lema no hay mejor árabe que árabe muerto, nada bueno se puede
esperar. Y que el Embajador rasgue investiduras, es tan poco creíble como
pedirle a Trump que se retracte de sus injurias.