La hija asaltada ¡Osama es argentino y vive en Buenos Aires!

La hija asaltada
¡Osama es argentino y vive en Buenos Aires!
Víctor Ego Ducrot (APM)

A la madrugada del lunes pasado, George W. Bush saltó de la cama, se ajustó el piyamas y trató de despabilarse. Desde el teléfono privado de la mesita de noche salía una voz desconocida y de fonética ignota que le decía..."che, pedazo de hijo de puta, a ver si dejas al mundo tranquilo".

Todo insulto, pronunciado en la lengua que fuere, es bien comprendido por el oyente, hable éste y entienda el idioma que sea. Por eso Bush, con la rapidez de un rayo, llamó a sus asesores en seguridad, y todos ya instalados en el salón oval, llegaron a la siguiente conclusión: es Osama Bin Laden que contraataca.


Mientras los capos de la Administración, de la CIA y del FBI eran convocados de urgencia -ni que hablar de la Condoleezza Rice, quien ya se había calado su casco de combate- llegaban a la Casa Blanca, un atribulado funcionario de menor rango apenas si se animó a decir "Señor Presidente, tiene una llamada del jefe de los servicios secretos, mejor dicho del jefe de sus guardaespaldas".

"Noooooo, no puede ser", se oyó que decía Bush. Acababa de enterarse que el del teléfono de la mesita de noche no había sido don Osama sino un "punga" (ladronzuelo oportunista en la jerga porteña) que le había telefoneado desde San Telmo.

- Una isla de Caribe dominada por musulmanes -, gritó Condoleezza.

- No, es un barrio del casco histórico de Buenos Aires, lleno de restaurantes y boliches de tango, transitado por turistas y vernáculos -, aclaró uno de esos periodistas argentinos tan afectos a los"masters" y los "postgrados" en Estados Unidos, quien, es necesario aclarar, desde hacia unos días andaba orgulloso por Washington pues había logrado acceder a un pasantía en el gabinete de prensa del Departamento de Estado (después vuelven al país y siguen trabajando para los mismos patrones).

¿Qué había sucedido? El domingo pasado, Barbara Bush y su hermana Jenna se encontraban de incógnito paseando por Buenos Aires. En la noche, Bárbara fue abordada por un "punga" mientras se despachaba un bife argentino en un restaurante de San Telmo.

Los agentes secretos de su papá, que la acompañan a luz y sombra, ni se habían enterado. Imagine el lector la cara de que habrá el puesto el jefe de los guardaespaldas -seguro que con gafas oscuras y uno de esos cablecitos que se les pierden dentro de la oreja- cuando Barbarita se acerco y le dijo "un fucking argentino me robó la cartera y el celular".

Por supuesto que el "fucking argentino" ya se había mandado a mudar y como vaya uno a saber por qué milagro conocía la identidad de su víctima, no pudo con la tentación de fijarse en la opción"contactos" y llamar ahí mismo a papá George W.

El robo a la hija de Bush, que efectivamente tuvo lugar en San Telmo el domingo pasado, dejó una muy rica y extensa moraleja.

Osama es argentino y vive en SanTelmo.

Se trató de una operación para dejar en ridículo a la seguridad estadounidense, que es tan útil como puede serlo la instalación de un cenicero sobre el manubrio de una motoneta.

Demostró también que toda la parafernalia "antiterrorista" de la Administración Bush no sirve para nada. Que cualquier "punga" del planeta se puede acercar a la hija del presidente de Estados Unidos hasta una distancia que torna ridículo pensar en misiles o en complejos atentados.

El dueño del restaurante escenario del crimen podrá convertirse en millonario si promociona a su establecimiento en el mundo entero como un lugar que, además de asados y buen vino, también ofrece ejemplos de cómo burlarse de una gringo (o gringa) indeseable. ¡Ojo!, que los otros, los no indeseables son muy bienvenidos.

Mientras usted lee esta historia seguro que algún funcionario estadounidense está diseñando un sesudo análisis de situación según el cual habría que seguir con atención el desplazamiento de"terroristas" por la calles de Buenos Aires.

Es por eso que fue muy oportuno el chiste publicado este jueves por el humorista argentino Nick, en el cual una voz pequeña y cautelosa le sugiere a los otros dos personajes de la tira, "no le cuenten a (Bush padre) que va a querer bombardear San Telmo".

¡Che!, devuélvanle la cartera y el celular a la hija de George W. Miren que si no la CIA dirá que Al-Qaeda se hizo fuerte en Buenos Aires. Los agentes secretos, más inútiles que cenicero en motoneta.


24/11/06