Posted on: Sunday 28 August 2016 —
05:26
El nuevo
alto el fuego en Siria está más próximo. Así lo sostienen Estados Unidos
y Rusia tras las 10 infructuosas horas de encuentro que el secretario de Estado
de Estados Unidos John Kerry y su homólogo ruso Sergei Lavrov mantuvieron el
viernes en Ginebra. “Estamos cerca”, confirmó Kerry. “No queremos un acuerdo
por un acuerdo, queremos hacer algo que sea efectivo para el pueblo de Siria,
para la estabilidad de la región y que permita volver a la mesa [de
negociaciones] para buscar una solución política”, agregó. Equipos técnicos de
ambos países, enfrentados en el laberinto sirio, seguirán discutiendo “los
asuntos técnicos pendientes para que se puedan dar los pasos necesarios para
superar la profunda desconfianza que existe en todas las partes”, detalló el
demócrata.
Cinco años,
unos 400.000 muertos y millones de desplazados después, el conflicto sirio es
un complejo puzzle que involucra a una miríada de actores locales
-representantes de diferentes filiaciones sectarias, étnicas e ideológicas- y a
potencias internacionales y regionales.
RÉGIMEN.
Damasco
controla alrededor del 35% de su territorio, y entre esas zonas están la
capital, la costa mediterránea, la mayor parte de Alepo y las ciudades de Homs
y Hama. Aproximadamente el 60% de la población siria vive bajo su dominio.
Además del amplio respaldo de Rusia e Irán, el ejército sirio -unos 200.000
efectivos- batalla codo a codo con miembros de la milicia chií libanesa Hizbulá
y un conglomerado de brigadas sirias pro gubernamentales. Combate a una legión
de facciones rebeldes -seculares, islamistas o yihadistas-; a los kurdos y al
autodenominado Estado Islámico.
OPOSICIÓN.
La
constelación de grupos rebeldes que forma la oposición a Asad domina un 12% del
territorio. En el campo de batalla, el principal actor es Jaish al Fatah (el
Ejército de la Conquista), una alianza de facciones islamistas como Ahrar al
Sham que incluye al extinto Frente al Nusra. Tiene su principal feudo en la
provincia de Idlib. Combate al régimen, el IS y los kurdos.
JABHAT FATEH
AL SHAM.
A finales
del pasado julio el Frente Al Nusra, hasta entonces sucursal siria de Al Qaeda,
soltó amarras con la organización que dirige Ayman al Zawahiri y su líder Mohamed
Golan rebautizó el grupo como Jabhat Fateh al Sham (Frente para la Conquista de
Siria, en árabe). A diferencia del Estado Islámico -con el que libra una dura
rivalidad-, la popularidad y el potencial militar de este movimiento -aliado
del Ejército Libre Sirio- está en alza. Encabezó la contraofensiva en la ciudad
de Alepo que rompió a principios de este mes el asedio gubernamental sobre el
este de la villa. Tras el cambio de marca, sus dirigentes negocian una gran
fusión de grupos islamistas y yihadistas en el norte de Siria. “Desde el punto
de vista de Estados Unidos estas mejoras sólo cementan el dilema de cómo
ejercer presión sobre el régimen y Rusia con el fin de facilitar una transición
política sin acrecentar el poder de Jabhat Fateh al Sham”, advierte el experto
en yihadismo Ayman al Tamimi.
ESTADO
ISLÁMICO.
A pesar de
las derrotas que encadena desde 2015, la organización de Abu Bakr al Bagdadi
mantiene bajo su yugo un 35% de Siria, en su mayor parte, territorio
deshabitado. Las huestes del califato tienen su capital en la ciudad siria de
Raqqa. Sus militantes libran batalla contra el régimen, los rebeldes y los
kurdos.
KURDOS. Las
Unidades de Defensa Popular (YPG), la principal milicia kurdo siria, es una
organización clave dentro de la estructura de las Fuerzas Democráticas Sirias
(FDS), una alianza integrada por kurdos y árabes que cuenta con el apoyo de las
fuerzas especiales estadounidenses. Para desgracia de Turquía, los kurdos
controlan un 18% del territorio sirio. Sus dominios se extienden a lo largo de
unos 400 kilómetros de la frontera sirio-turca. Combaten al régimen de Asad, el
Estado Islámico y algunos grupos rebeldes.
ESTADOS
UNIDOS. La intervención de Washington en Siria está repleta de titubeos.
Estados Unidos ha proporcionado ayuda no letal, armamento, entrenamiento y
dinero a facciones rebeldes “moderadas”, como el Ejército Libre Sirio. Una de
sus derrotas más sonadas fue su programa para formar y armar a esos rebeldes.
En el verano del año 2015 los primeros graduados desaparecieron o fallecieron
poco después de entrar en combate. El pasado mes de octubre, el Pentágono
anunció el fin de la iniciativa. Los esfuerzos estadounidenses se centran en
debilitar la estructura del Estado Islámico. Desde el mes de septiembre de 2014
la coalición internacional que dirige bombardea enclaves de la organización
yihadista a lo largo del territorio sirio. Su diplomacia insiste en que el
presidente Bashar Asad tiene que marcharse.