LAS “OPERACIONES
NEGRAS” DE
ISRAEL CONTRA
GOBIERNOS EXTRANJEROS
SON INMORALES
Y PARANOICAS
http://www.sinpermiso.info/textos/las-operaciones-negras-de-israel-contra-gobiernos-extranjeros-son-inmorales-y-paranoides
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Yossi Melman 11/01/2017
Cuando saltó la
noticia de
que un funcionario de la embajada israelí [en Londres] tramaba
“bajarles los
humos”
a diputados
[británicos], el
sospechoso principal
fue el Ministerio de Asuntos Estratégicos
israelí. Al
ministerio se
le asignó
recientemente la
misión de
combatir a
quienes el
gobierno derechista
israelí considera
funcionarios y
medidas políticas
“antiisraelíes” en todo el mundo.
Pero resulta que
el funcionario
al que grabaron con una cámara, Shai Masot, era en realidad empleado del Ministerio de Asuntos Exteriores
israelí,
lo cual resulta todavía
más embarazoso,
pues al Ministerio de Exteriores se le considera una isla de valores liberales, de moderación y racionalidad en
el creciente
mar de derechistas que
controla la
burocracia israelí.
Masot no es
diplomático. Sirvió
en la Marina israelí con el grado de capitán y se le trasladó luego a la unidad militar de enlace con la Autoridad Palestina.
Estuvo a cargo en ella de su departamento
internacional, responsable
de funcionarios
y diplomáticos
israelíes de
visita en
Gaza y de los puestos fronterizos
para acceder
al territorio.
Hace siete años
dejó el Ejército y empezó trabajar
para Miri
Regev,
diputado derechista
hoy convertido
en un ministro de Cultura y Deportes deslenguado
y provocador.
Hace tres
años, Masot
se mudó a Londres y fue contratado como
ayudante, con
rango no diplomático, de
Ethan Naeh, encargado de negocios y número dos de la embajada. En la jerga burocrática
israelí puestos
como esos
son denominados
"trabajador israelí del lugar".
Todas las
misiones diplomáticas
israelíes a
lo largo y ancho del mundo dan empleo a cientos de trabajadores
con un estatus semejante,
además del
millar y pico de diplomáticos con
capacitación y
formación que
disfrutan de
plena inmunidad
diplomática.
A Masot lo
descubrieron hablando
el pasado
octubre con
Maria Strizzolo,
una funcionaria
que había
trabajado como
asistente de
un ministro
conservador.
La conversación
acabó tomando
como blanco
a Alan
Duncan,
viceministro de
Exteriores británico,
a causa de su oposición a la construcción
de asentamientos
por parte
de Israel.
El embajador
israelí, Mark
Regev,
se disculpó
ante Duncan
el viernes
[pasado, 6
de enero]
y dejó claro que "la embajada
considera totalmente
inaceptables esos
comentarios".
Sin embargo, no
está claro
si Masot
dio pie a la reunión y si las ideas que expresaba eran las suyas propias o había actuado con el conocimiento y autorización de
su jefe. Como consecuencia
de la infracción del código diplomático,
el Ministerio
de Exteriores
israelí decidió
dar por terminado su contrato de trabajo.
Sin embargo, una
respuesta tan
rápida y quirúrgica no puede ocultar el hecho de que el comportamiento
de Masot
parece describir
algo que penetra cada vez más en muchas esferas del gobierno y el funcionariado
israelíes.
Prevalece un ánimo
que difunde
una extendida
paranoia según
la cual “el mundo entero está contra nosotros” y hay una tendencia a equiparar la oposición a la ocupación israelí de la Cisjordania palestina y su política de asentamientos
con el “antisemitismo”.
Nociones como estas
son las que formula especialmente Netanyahu, quien hace muy poco tomó represalias contra
los países
de lasNaciones
Unidas que
apoyaron una
resolución del
Consejo de
Seguridad que
denunciaba los
asentamientos. Netanyahu
ordenó llamar
a consultas
a algunos
de los embajadores israelíes
en estos estados, canceló
una visita
del primer
ministro ucraniano
e interrumpió
parte de la financiación
israelí de
las Naciones
Unidas, así
como un proyecto de regadío en África.
Esa misma actitud
es la que se encuentra en el centro de la decisión de Netanyahu de asignar al ministro de Seguridad Interna,
Gilad Erdan, la dirección del Ministerio de Asuntos Estratégicos
y contraatacar
a los “antiisraelíes”. A
ese objetivo
ha destinado
el gobierno
un presupuesto
de casi 50 millones de dólares, la mitad de ellos asignados
a "operaciones".
Para cumplir esa
misión, el
ministerio de
Asuntos Estratégicos
ha designado
a un antiguo brigadier,
Sima Vaknin-Gil, que fue jefe de la censura del estamento de Defensa, como director general.
Ha reclutado
a antiguos
oficiales para
que trabajen
para el Ministerio y declaró en la Knesset
que "nuestro
trabajo ha
de ser secreto y pasar inadvertido".
El blanco principal
del Ministerio
de Asuntos
Estratégicos es
el BDS, la campaña internacional
iniciada hace
una década
por un activista palestino
encaminada a
"boicotear, desinvertir y sancionar" a
Israel, pero
del incidente
diplomático de
Londres parece
deducirse que
es más amplio, a fin de actuar contra cualquiera que pueda ser definido por el gobierno israelí como 'antiisraelí'.
Algunos israelíes, entre los que se cuenta quien esto escribe, advirtieron
hace meses
al gobierno
que no pensara siquiera
en llevar
a cabo "operaciones negras", entre las que se encontrarían
campañas de
descrédito contra
funcionarios extranjeros,
diplomáticos, políticos
o activistas.
Esas actividades no
sólo son inmorales, van en contra de la etiqueta diplomática
y violan la soberanía de los gobiernos extranjeros,
sino que pueden resultar
también contraproducentes
y crearle
a Israel más problemas dentro de la comunidad internacional.
Yossi Melman comentarista
israelí de
seguridad e
inteligencia y
coautor junto
a Dan Raviv de Spies Against Armageddon: Inside
Israel´s Secret
Wars, fue
corresponsal del
diario Haaretz
durante casi
tres décadas
y es uno de los más reconocidos periodistas